Qué sorpresa, al Rey se va de cacerías, tiene modales de pudiente
aristócrata y, asegura el 'Bild', una amante en Alemania. No parece que
los jóvenes sin empleo le quiten el sueño tanto como nos decía.
Qué contrariedad, su yerno acusado en otro escándalo de la orgía
económica, la Reina ejerciendo únicamente cuando lo dice la agenda y uno
de sus nietos haciendo méritos por seguir la tradición familiar.
La Familia Real ocupa titulares y tiempo en los telediarios sin razón.
Este país es como un patio de vecinos en el que llevamos bastante tiempo sabiendo de qué pie cojea cada uno.
Y eso va por los Borbones, pero también por el resto.
Tanto ellos, como nuestros políticos locales, empresarios y banqueros
han actuado con nuestra rumorología cómplice como telón de fondo.
Haciéndose los sordos ellos y nosotros fingiendo ser ciegos.
Por eso, cuando el Rey pide perdón, como si lo que hubiera hecho fuera
una travesura y no un modus operandi habitual entre nuestra jet-set, no
nos lo creemos.
De nada sirve que tras las disculpas le aplauda su inmensa corte de
aduladores. Las informaciones que le rodean en los últimos meses solo
vienen a evidenciar lo que sabemos desde hace tiempo: El Rey no tiene un traje nuevo, simplemente está desnudo.
Más que una cadera, lo que parece haberse roto es un silencio cómplice. Y eso no hay cirugía -política, mediática o real- que lo repare.
Publicado originalmente en: LaSemana.es
1 comentario:
En efecto: la rotura es tal... que va a ser muy difícil que vuelva a soldar el hueso.
No obstante, los cirujanos político-mediáticos pelearán -pelean- para que sane... aunque a algunos nos cueste mucho entender el porqué... siendo tan antiguo y anacrónico el esqueleto!
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