Castro desaparece lentamente ante los ojos de un mundo que solo se
acuerda de él por los empeños de su entorno por demostrar que sigue
vivo. Y aún así, últimamente pasa desapercibido.
En la era de lo digital, Fidel reaparece en fotografías impresas en
papel, sujetando la edición de un periódico de anteayer, con sombrero de
paja cuidando de un huerto. Son las pruebas fehacientes de que el
comandante continúa con vida y también de que se trata de un hombre de
otro tiempo, alguien que ha vivido casi cien años y a quien el nuevo
siglo ha pillado con el pie cambiado.
Al verle, me doy cuenta de que su mirada es otra. Ya no es la de aquel
enardecido orador que recuerdo a mediados de los noventa, clamando
contra el imperialismo yankee frente a un estadio repleto o el
comandante que dirigía a sus tropas en Bahía Cochinos con actitud
decidida que puede verse retratado en el fondo documental del Museo de
la Revolución.
Los suyos son unos ojos limpios, ajenos al mundo, perdidos en algún
lugar muy lejos de él. Al verle, me doy cuenta de que del héroe cubano,
del revolucionario incontestable, del dictador comunista, solo queda una
carcasa que se apaga lentamente.
Recuerdo entonces sus propias palabras un 16 de octubre de 1953: "(...)
sé que me obligarán al silencio durante muchos años; sé que tratarán de
ocultar la verdad por todos los medios posibles; sé que contra mí se
alzará la conjura del olvido (...)". Sin duda supo adelantarse en aquel
alegato a lo que serían sus últimos años de vida.
Fidel todavía no ha muerto, pero se encuentra ya en otra vida.
Publicado originalmente en: LaSemana.es
Publicado originalmente en: LaSemana.es
2 comentarios:
Y le obligaron al silencio y se conjuraron para olvidarlo...
...el imperialismo tirano e invencible de los años.
Certero retrato!!
Gracias, Barbarroja.
Pero figuras como la de Fidel no se olvidan por mucho que el imperialismo se empeñe!
Salut!
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