El preguntó: "Cómo llamar a esos días en los que uno camina igual que un enamorado, con la planta de los pies a dos palmos del nivel del suelo, levitando entre acontecimientos que vienen y van, ajeno a los minutos que luego vendrán y consciente únicamente del segundo en que se está".
"Qué nombre le ponemos a las horas que se precipitan hacia delante sin querer mientras tratamos de conservar en las manos olores y recuerdos impresos en las retinas, mientras el resto del mundo se preocupa y aburre o vive al margen de nuestra felicidad".
Y ella respondió: "Querido, ya tienen un nombre: Son los días tontos. Disfrútalos, que son escasos".
"Qué nombre le ponemos a las horas que se precipitan hacia delante sin querer mientras tratamos de conservar en las manos olores y recuerdos impresos en las retinas, mientras el resto del mundo se preocupa y aburre o vive al margen de nuestra felicidad".
Y ella respondió: "Querido, ya tienen un nombre: Son los días tontos. Disfrútalos, que son escasos".