15 de diciembre de 2009

Obama le partió la cara a un italiano

Si el discurso de Barack Obama al recoger el Nobel lo hubiera escrito un rapero de la costa Este, en la carátula del álbum las autoridades estadounidenses habrían puesto una pegatina de 'parental advisory'. De esas que evitan que los jóvenes se líen a tiros con sus compañeros de clase.
Vino a decirnos que los seres humanos no son perfectos y que a veces tienen sus más y sus menos. Que cuando la otra parte no razona, no deja opción al diálogo, entonces hay que hacer una guerra justa (sic). Esto es, partirle la cara al otro, que estará intentando lo propio.
Como bien señaló, el mal existe en el mundo (sic) y, como bien recordó, sólo una ofensiva habría detenido a Hitler. Las guerras, vino a explicar, a veces son inevitables y, siempre, hay que tratar de ganarlas.
Con estas mismas palabras -realistas hasta la médula por cómo describen la historia humana- un yihadista haría furor en Palestina. Porque, queridos niños, justicia y maldad, son términos relativos.
Seguro que en las filas de Al Qaeda hay más de uno que piensa que Bush es el malo de la película. El perro que les hace la vida imposible y al que hay curtir el lomo.
Apuesto a que en Italia podríamos encontrar a más de uno y de dos que pensaran lo mismo de Berlusconi, un tipo que moldea la justicia a su antojo y cuya bondad es algo más que cuestionable -o eso dicen algunas prostitutas. Entre ellos, seguro que habría algún descerebrado que si le tuviera a tiro le daría un buen guantazo.
Podría evitarse claro. Estados Unidos podría invadir Italia y poner en vereda a su gobierno. Pero eso formaría parte de una novela de ciencia ficción. O una película de los Monty Pyton, no estoy seguro.
El caso es que como Obama no estaba ahí para resolverlo y además dejó claro que si alguien no responde ante la justicia, no atiende a razones ni diálogo y se porta mal hay que acabar con ello cuanto antes, un tipo se encontró a un metro de Berlusconi y decidió que para qué consultar con la US Navy.
No sé si podríamos llamar a eso instigación moral.
Tendré que preguntarle a Esperanza Aguirre. O a Herman Tertsch.

10 de diciembre de 2009

Copenhague

Si en una madrugada de estas tontas me apetece montarme un plan creo que me apuntaré a una cumbre del clima, como la de Copenhague.
Centenares de limusinas y jets privados, noches de hotel en habitaciones kingsize, menús de primera y tour por una encantadora ciudad del norte europeo.
Trabajo, poco. Los líderes mundiales no creen que vaya a resultar muy útil el encuentro, así que tampoco hace falta esmerarse mucho.
Y ojo, porque la oferta incluye sexo gratis si acudes con tarjeta azul de delegado.
Aquello no es una cumbre, es la fiesta que todo ser humano desearía para la próxima Nochevieja. Me lo adornan con varias fotos del centro histórico de la capital y pago el paquete turístico para pasar el puente.
La cumbre de Copenhague no deja de ser una inversión monumental de dinero, un gasto innecesario de energía y recursos, unos niveles lujo y contaminación indignantes.
No se plantearán objetivos reales, no se adquirirán compromisos reales y lo que se acuerde será tan a largo plazo que ninguno de los que ahora está allí tendrá que dar explicaciones por el fracaso.
Ironizo, pero es una de esas cosas que provoca que uno se plantee montar una célula terrorista. O que piense que si el fin del mundo llega en 2012, nos lo merecemos.
Y Ronald Emmerich, el primero.

2 de diciembre de 2009

Regreso

De pronto me ha asaltado el dato la parte más recóndita del cerebelo: Pedro Ruíz batió un récord prestándose para ser entrevistado durante 12 horas. Nada de cortes publicitarios o para levantarse a mear. En vena. Supositorio de Pedro Ruiz.
Lo ideal hubiera sido que le dejaran entrevistarse a sí mismo -como le gustaría hacer a Sánchez Dragó- para comprobar hasta qué punto un ego puede gozar del onanismo en directo. Y, por supuesto, medir la audiencia. Que no se nos escape un filón televisivo.
Si yo pudiera entrevistarme a mí mismo, acabaría partiéndome la cara. O abrazándome ebrio y entre sollozos, quién sabe:
"Primera pregunta. ¿Dónde has estado todo este tiempo? No sabría decirte. Opción 1: Patada en la cara. Opción 2: Trago largo de whisky. Segunda pregunta. ¿Qué motivó tu ausencia?. No lo tengo claro, ni creo que lo tenga. Opción 1: Golpe en la nuez. Opción 2: Trago largo de whisky...".
Y así hasta el probable suicidio.
Bien pensado, podría montarse un sistema de envío de mensajes, de los de 'envía arrancar uñas o sollozo forzado al...'. Debería patentar el formato.
Ocurre que a veces uno se enreda en sí mismo y el hedor de su propio inmovilismo le impide arrancar. Sucede lo mismo, a veces, con las llamadas de teléfono. "Te llamo pasado mañana"; dos meses después todavía no lo has hecho. Y, claro, llegado a ese punto la vergüenza ajena te impide coger el teléfono y pierdes el tren. O un polvo, que es más jodido.
El miedo escénico al regreso es facilmente superable con una buena estrategia de marketing. Reaparecer envuelto en llamas o hacerlo el día del fin del mundo acompañado de los cuatro jinetes del apocalipsis ofreciendo bonos del Estado. La gente se suele quedar bocas con esas demostraciones.
Lo chungo es encontrar una musa a la que someter a la esclavitud sexual que requiere este ejercicio. Y luego reemplazarla, porque, ya se sabe, nada es eterno.
De momento, vamos bien, he empezado sin saber qué escribir y ahora siento que podría seguir varias horas. Pero no doce. Yo no soy Pedro. Su dios me salve.
Sirva esto de regreso. O de testimonio futuro de que la musa volvió a quitarse los grilletes.

22 de junio de 2009

Blues

Un simple trote de bajo, un rasgueo imperceptible con el salto de las cuerdas en el momento oportuno; la soledad podría ser un momento apasionante si el ser humano pudiese elegir
Rumor de viento, por ejemplo, sol de invierno o algo parecido.
Otras veces te atropella y tú con el pie cambiado, esbozando esquemas para el pasado mañana de unos cimientos indestructibles
Como si apareciera para dejarte sin tabaco o prohibirte el alcohol.
En qué clase de mundo vivimos, le preguntas
Pero ahí te deja. Atónito. Con la siguiente estupidez sellada en el filo de la boca.
Y el rato que sigue a lo anterior se transforma en un querer hablar del tiempo
Sólo por romper el silencio.

14 de junio de 2009

Tal para cual

Ahmadineyad vendría a ser algo así como Berlusconi. Un personaje detestable que tiene sus puntitos cómicos de vergüenza ajena y que los suyos parecen resignados a soportar; tanto que incluso le votan.
Si a uno se le aplica un lifting y al otro barba, parecen ambos paridos por la misma madre, la pobre. Se parecen incluso en el asunto de la legitimidad de los votos que les sustentan: Il Cavaliere amaña la ley, el persa amaña las urnas.
La única diferencia es que uno le ronda molestamente la entrepierna a Israel y Estados Unidos y el otro organiza fiestas privadas en su mansión para poder vérsela colgando -la entrepierna- al primer ministro checo.
Propuesta de debate: ¿Qué está peor considerado: decir que gasear a seis millones de judíos y gitanos no es para tanto o que en una de tus reuniones la mayoría de las invitadas acabe de cumplir la mayoría de edad?

...

19 de mayo de 2009

Chau

Dónde estarás ahora que lloran ese cuerpo que ya no es tuyo, convertido en un saquito de huesos carente de ingenio. Lo coronará ese bigote imperturbable que te acompañó en tus oficios, que hizo números y versos contigo. Será por siempre el del anciano plácido, el que se movía en auditorios abarrotados, el que recitó los poemas más lánguidos.
Es cierto que te rodeaba cierto halo de rockstar, que pocos entendieron tu irritante empeño por defender aquel sueño que fue Cuba y que algunos no comprendieron lo exquisito de un verso sencillo de chasqueo sonoro. Otros alaban todo eso, y lo contrario.
Dicen que se te apagó algo dentro hace tres años, que se te habían desmayado las ganas de vivir. Que la pérdida te había perforado más que los años de exilio, que olvidaste incluso afeitarte por el peso de más de 60 años de costumbre.
Y esta partida ajena parece hacerse más liviana, porque te diriges hacia donde quieres.
Chau, maestro.
...
El cuento es muy sencillo
usted nace
contempla atribulado
el rojo azul del cielo
el pájaro que emigra
el torpe escarabajo
que su zapato aplastará
valiente
Usted sufre
reclama por comida
y por costumbre
por obligación
llora limpio de culpas
extenuado
hasta que el sueño lo descalifica
usted ama
se transfigura y ama
por una eternidad tan provisoria
que hasta el orgullo se le vuelve tierno
y el corazón profético
se convierte en escombros
Usted aprende
y usa lo aprendido
para volverse lentamente sabio
para saber que al fin el mundo es esto
en su mejor momento una nostalgia
en su peor momento un desamparo
y siempre siempre
un lío
Entonces
usted muere.
Currículum. Mario Benedetti

7 de mayo de 2009

Desde retaguardia

Me pregunto de qué sirve explicar qué es poesía si aquí ya no hay pupila azul que valga, si recitar versos consagrados es lo mismo que predicar en un desierto por el que transitan, muy de vez en cuando, tan sólo unos extraviados ateos.
A quién susurrarle mi táctica es mirarte cuando yacéis inertes en vuestros hogares, meciéndoos al compás de los grandes titulares, al ritmo de la falsa alarma de pandemias y terroristas, de los detalles macabros del suceso del día, la basura rutinaria de la prensa amarilla, el insulto fácil de la semana política.
Como derribamos de su vuelo a las moscas, aleatoriamente, los cadáveres exquisitos de los poetas se desploman, y descansan en algún lugar donde habita el olvido, entre tanto excremento informativo cotidiano, tanta indiferencia de mirada despectiva, tanto IBEX 35.
No hay espacio para explicar porqué pueden escribirse los versos más tristes esta noche y no otra, porque ésta, precisamente, hay fútbol -igual que ayer y anteayer, igual que mañana y pasado- porque se paga mejor la carne de una negra que dice ser artista que la vida de cien desdichados que se han dedicado a divulgar, mejorar o matar la poesía.
Y para los que escribir un poema es como un orgasmo, reserváis el desprecio terrible de vuestro insulto: bohemio, soñador, intelectual, cultivado. Reducido todo a una simple pose que se agota tres pasos más allá de la labia pendenciera, del codo en la barra, del beso a la quinceañera. Lo que más duele no es la ignorancia, sino la sonrisa socarrona del imbécil que se lame resabido.
Mas en esta guerra los que somos pocos no nos rendimos y recuperamos el aliento en las trincheras que otros cavaron, en las barricadas que los que en la vanguardia avanzan nos construyen, y a lo lejos retumban unas voces: mientras la ciencia a descubrir no alcance/las fuentes de la vida/y en el mar o en el cielo haya un abismo/que al cálculo resista/mientras la humanidad siempre avanzando/no sepa a dó camina/mientras haya un misterio para el hombre/¡habrá poesía!

...

4 de mayo de 2009

Rutinario

No pretendía escribir esta noche. Si me siento a estas horas frente al teclado, si en lugar de estar durmiendo me he liado este pitillo -y los dos que ya he apagado- me he servido un té y he encendido el ordenador, es por tu culpa.
En realidad nada nuevo puedo contar salvo lo de siempre. Las horas pasan, el trabajo pesa, el amor por la escritura es inconstante y tengo algo abandonada la literatura. En lugar de a ésta, me dedico a las historias de griegos y romanos, aunque últimamente ando algo derrotista y hasta Alejandro Magno me parece un mierda arrogante, manipulador e interesado.
Hoy me duele algo la garganta, he pasado como si nada la resaca de ayer, mañana vuelve a ser lunes, otra vez, y me pregunto si los millonarios también se despiertan de un humor de perros cada principio de semana aunque no deban cumplir en la oficina o si acaso su tiempo se organiza de forma distinta y siempre es viernes por la tarde, sábado todo el día, domingo por la mañana.
He planchado, he fregado y, como frente al televisor me sentía indigno, me he decidido a limpiar del escritorio el círculo que dejaste con tu último café. Lo conservaba como se guardan las fotografías, las cartas o los recuerdos, en un rincón de la habitación que coge ese polvo que sólo espantamos una vez al año, cuando nos apetece rememorar o torturarnos.
Fuera ha lucido todo el día el sol y la gente paseaba por el mercadillo del barrio. Supongo que tendría que haber salido a caminar, recorrer de arriba a abajo los puestos de frutas, juguetes baratos, ropa de segunda mano y objetos robados, pero he preferido hacer vida de gato cansado y limitarme a observar cómo crece la grieta que hay al lado del armario.
Yo no quería escribir y mira a qué me has obligado.

...

16 de abril de 2009

Un amor platónico

Obama nos ha mencionado. "En España, un tren de alta velocidad entre Madrid y Sevilla ha tenido tanto éxito que la mayoría de los ciudadanos viajan entre ambas ciudades por ferrocarril antes que en coches y aviones juntos". Palabra de Dios. Te adoramos señor.
Zapatero está que da palmas con las orejas, Felipe González molesto porque ningún presidente estadounidense molón mencionó el proyecto en su día y en Barcelona la Generalitat ha llamado a su Embajada en Nueva York para que le recuerde al nuevo mesías de Occidente que el AVE también llega a Cataluña, y que lo suyo ha costado.
En cualquier caso, la mención tiene truco. En un intento por relanzar el ferrocarril en Estados Unidos el inquilino de la Casa Blanca nos ha puesto como ejemplo junto a Francia y China. De la primera, sus conciudadanos saben que la salvaron en la II Guerra Mundial y aún así es una desagradecida; de la segunda que está llena de comunistas y que éstos se comen a los niños capitalistas; de España, que está en México.
Nombrar a esta patria nuestra y a su tren de alta velocidad como ejemplo de algo en un discurso en el gigante del otro lado del charco es como si aquí un político destacara las conexiones ferroviarias Bakú-Ereván. Pero ¿acaso le importa al enamorado qué palabras rodean a su nombre cuando lo menciona su amada?
Segundo advenimiento: Obama ya tiene mascota, un perro de agua portugués. Emparentado nada menos que con el perro de agua español, y, aún más, agárrense, originariamente recibía el nombre de 'turco andaluz'. En Andalucía los periódicos ya aseguran que Obama bebe rebujito y que en los grandes acontecimientos prefiere el pilicrín. Algunos dicen que en la intimidad llama a sus consejeros con el apelativo cariñoso de 'quillo' y que su baile favorito son las sevillanas. Y como Portugal queda aquí al lado, en Moncloa se plantean la anexión, por aquello de que 'raza ibérica' no suena igual que 'perro español'.
¡Qué bonito es el amor!

...

23 de marzo de 2009

Consentida

Permíteme este pequeño desahogo...

Puede que a él se la cueles con tu sonrisa encantadora y cierta voluptuosidad condenadamente peligrosa, pero a mí no me la das con queso. Yo soy ciego.
Soy el de fuera, el que utiliza la mirada sin mácula que por estima él no aplica, el que cree que siempre serás una egoísta. Conmigo no servirán esos cantos de sirena. Yo soy Ulises.
Tú, que ni comes ni dejas comer, que procuras siempre atar en corto, haces pases a ese dicho que equivocado reza es la última la tercera, que promesa tras promesa te meas en la fe. Tú, consentida, no tienes corazón, ni tienes nada -o puede que cierto polvo espeso de color fangoso.
Has actuado como el más malo de la película, el que promete a su víctima que no lo matará y luego lo asesina. Te has subido a ese carro que has comprado tan barato para abandonar a la mula justo al borde del acantilado.
Si te tradujera correctamente creo que no estoy enamorada de te sonaría a por qué cojones me haces perder el tiempo. Pero, claro, tú no hablas ningún idioma, sólo conoces tu lengua, que es la de las serpientes, la de las alimañas, la del perro que se lame la sarna.
Tú, maldita, has construido ilusiones sobre las derruidas para poder demoler las frescas únicamente por aburrimiento. Me pregunto, malcriada, si se te revolverá en algún momento la conciencia.
Aunque en verdad casi prefiero que te explote la cabeza.

...y un largo suspiro.

...

17 de marzo de 2009

Elegía

El amor puede ser como la muerte, dicho esto en el sentido de que una despedida por falta de lo primero produce en lo profundo de los corazones la misma sensación que la ausencia de un ser querido por lo segundo. Es una suerte de atónita incomprensión, de estupor incontenible, el que, como me dijo una vez un hombre muy sabio, sentimos ante el no-ser, que no es más que una nada injusta plantada ante nosotros como una burla.
Lo siguiente no anestesiará el dolor de nadie, pues supone únicamente una reafirmación de lo anterior y, como es sabido, sólo los tontos se consuelan con el mal de muchos.

No se apresurará el invierno
a dejar paso a la primavera
por que te haya dicho adiós
y tú reniegues de su ausencia
Seguirá su rotación este planeta
a pesar de tus llantos, tu amargura
o tu tristeza
Y mientras el mundo se construya
día a día sin su presencia
aprenderás que más allá del ser
no queda más que un vasto vacío
imposible de asumir como la muerte
como su silencio, como la nada.

...

8 de marzo de 2009

Omaha

Robert Mitchum se levanta tras una de las dunas de la playa de Omaha, mientras la infantería alemana hace estragos entre sus hombres a base de fuego de artillería, fusiles y ametralladoras y grita: Sólo dos clases de hombres se van a quedar en esta playa, los que van a morir y los que ya están muertos, de modo que todos arriba, sois de la División 29.
Peor que el hecho de que Hollywood tenga los derechos de autor de algunas de las mejores arengas del hombre es tener que mendigar uno de esos discursos a un congénere que, tal vez, la necesite más que tú.
Moraleja: construya su propia arenga de uso diario y no dependa nunca más de los demás.

Aquí no se rinde nadie
el que quiera la eutanasia
que haga méritos y la gane.
Nos quedamos todos,
primero tú, después yo
luego el resto que nos alcance.
Vamos a plantar batalla
que dormir y morir
ya lo hacen los cobardes.

...

9 de febrero de 2009

Cal y arena

No definiría a T. como una persona especialmente culta. Era más bien un hombre sencillo, con el carácter agriado por el cáncer en sus últimos años de vida, malhumorado, gruñón, reservado y poco amigo de los discursos elaborados.
Le recuerdo sentado en un sillón de su casa del pueblo, leyendo la prensa con dos cartones de Ducados a su lado, caminando lentamente por la tierra arada deteniéndose a mirar y a tocar las flores de los almendros, o paseando con su boina calada por el paseo marítimo.
En su velatorio, plantado frente al ataúd, observando la delgadísima sombra en la que la enfermedad había convertido su figura, sus labios sellados con ese pegamento de color tan mortecino como su tez, vino a mi cabeza una de mis breves conversaciones con él.
Yo todavía era un niño, o esa imagen conserva mi cabeza, y andando junto a T. pregunté "cuando se dice 'una de cal y otra de arena' ¿cuál de las dos es la buena?". "La cal", respondió sin mirarme, "para hacer la argamasa se echan paletadas de cal y arena; la cal endurece la mezcla".
Junto a un monopatín que me regaló y que ahora no debe ser más que madera podrida hecha astillas y los veinte duros que me daba de vez en cuando, éste es uno de los recuerdos de T. que más vívidos conservo en la memoria.
Cuando el interrogante surge en el transcurso de una conversación, le cito a él, curtido albañil, para responder a la misma pregunta que le hice yo hace años. Hace unas horas he vuelto a hacerlo y he pasado el resto del día pensando en T.
Conocimientos tan aparentemente sencillos como el que él me transmitió ese día se pierden con el paso de los años y las generaciones, por eso, su marcha, como un catalizador, provocó que aprendiera a exprimir de los mayores que me rodean todo lo que sean capaces de contar.
Mas, me avergüenza admitirlo, con T. perdí esa oportunidad y si ahora me piden que dosifique una relación con 'una de cal y otra de arena' surge una duda a la que él, experto albañil, podría haber puesto solución.
Si la muerte no se hubiera interpuesto, podría completar la pregunta: ¿y en qué medida debo echar cada una de las paletadas? ¿dónde encuentro el equilibrio que lleva al éxito, abuelo?

...

26 de enero de 2009

Preocupado

Preocupado y preocupación. De la segunda vuelta de Zapatero por 'Tengo una pregunta para usted' éstas han debido ser las palabras más repetidas por el presidente del Gobierno en cualquiera de los temas que le han ido poniendo sobre la mesa: educación, paro, economía, integración, violencia de género, finanzas... y aún así jura que suele dormir "bastante bien". Curioso.
Dejar claro que uno concilia el sueño tranquilamente es primordial para cualquier individuo político, porque lo contrario puede llevar a suponer que algo grave se lo impide. Si el que no duerme correctamente es alguien de la clase dirigente o, peor, el que rige el destino de la nación, mal vamos. Por eso, cualquiera de nuestros ilustres a los que se le pregunte por esta cuestión responderá lo mismo: como un bebé.
Puede que ningún asesor o analista se haya puesto a medir los beneficios electorales de ponerle al asunto del sueño algo más de dramatismo: Si le soy sincero, señora, a veces me despierto en medio de la noche empapado de sudor, entre visiones de millones de parados que en los supermercados prefieren el salmón noruego a la anchoa del Cantábrico. A más de uno se le encogería el corazón.
Pero no, podemos seguir tranquilos, nuestro presidente duerme del tirón. No por los más de 80.000 euros de sueldo que cobra anualmente -que piensa uno que disponiendo de más de 200 euros diarios y la mitad de los gastos pagados, todo a cuenta del contribuyente, incluso dejaría baba en el colchón- sino por esa fe en un estilo de patriotismo a la que los mandatarios recurren en tiempos difíciles: nuestro país es la repera y todos juntos yes, we can.
Y en este punto, vuelta de tuerca y tira de JFK. "No te preguntes qué puede hacer tu país por ti, pregúntate qué puedes hacer tú por tu país". O lo que es lo mismo, para colgarse medallas ya estamos los de arriba, pero para comerse los marrones también estás tú. Muy bonito y además un buen punto de partida para una nueva teoría sobre el misterio: no fue Lee Harvey Oswald el de los tres disparos, fue un parado de Dallas con muy mala leche y harto de que le inflaran la moral.
Así pues, ante la crisis, confianza en lo patrio y consumo, mucho consumo -también patrio- porque, como ha dejado dicho Zapatero para los anales de la Historia: "La economía es también un estado de ánimo". No se me venga abajo, señora -le ha faltado añadir- si no llega a final de mes con la mierda de sueldo que le paga el cabrón de su jefe o si se teme en las colas del INEM, salga a la calle y cómprese un bolso de Agatha Ruíz de la Prada, que no estará derrochando, estará generando riqueza made in Spain.
Y si, pese a todos estos útiles consejos anticrisis, usted se nos desanima, Zapatero tiene la prueba definitiva de que nuestro país es cojonudo y puede creer en él. Alguien le recuerda el aumento de las exportaciones de armamento a países como Israel y le pregunta, muy certeramente, cuántos niños palestinos han muerto gracias a uno de esos productos españoles. Respuesta antológica de un líder pacifista: "Nuestras armas no se utilizan para eso".
Este hombre más que presidente debería ser poeta. Posmoderno, cierto es, pero un poeta de los buenos.

...

13 de enero de 2009

Las cosas claras

Me has pedido las cosas claras y así te las voy a contar.
En este país si apoyas a Israel eres un fascista de mierda y además -y peor- un sionista sin remedio. Si, por el contrario, crees en la causa de los palestinos, eres un jodido progre que no llama a los terroristas por su nombre y que claudica -¿te suena?- ante cualquier banda criminal de tres al cuarto.
O sales a la calle a pegar gritos que no servirán de nada -pero qué bien queda la foto como fondo de pantalla de tu ordenador- o te callas como una perra y encoges los hombros. Así de claro.
Ya sabes, colega, somos españoles y nos van los maximalismos. Lo simplón, vaya. Aquí nadie se va a poner a estudiar las raíces del odio en los libros de historia y a ningún dirigente de mierda se le ocurrirá explicártelo.
Podríamos remontarnos al caso Dreyfus, al colonialismo británico y francés en Oriente Próximo, la declaración Balfour y uno de sus principales impulsores, Chaim Azriel Weizmann, el Holocausto, la vergüenza de media Europa, el papel de Estados Unidos en las relaciones internacionales después de la Segunda Guerra Mundial, la creación del Estado de Israel, el sionismo, el cristianismo evangélico, el Islam, la evolución política y económica de los países árabes a lo largo del último siglo y medio, el sufrimiento del pueblo palestino.
En un esquema rápido saldría tanto culpable y tanto humano cabrón que normal que el común de los mortales prefiera seguir agarrado a los tópicos de siempre. Ponerse con el tema a fondo sólo conduce a la desesperanza.
Y como hoy me he levantado con el día tonto y no me apetece hacer pedagogía, voy a darte un consejo: apúntate al bando que más te mole y sostén las gilipolleces que vayas a decir hasta el final, sin importarte que en algún momento tengas que llegar a las manos con el imbécil que te lleve la contraria.
Si apoyas a los palestinos, date golpes en el pecho cada vez que caigan por docenas, grita 'Palestina libre' o 'Israel Estado genocida', sal a la calle siempre que puedas luciendo el pañuelo que popularizó Arafat -a cinco euros y en cualquier gama de color o trama en las tiendas de moda- dí que es lógico cada lanzamiento de Qassam que se cobra una víctima hebrea.
Pero si a lo que te pone es el heavy metal, pásate a la opción de la derecha. Si el Tsahal entra a sangre y fuego en Gaza y se pasa por el forro del uniforme militar el derecho internacional finta o defiéndete con el siguiente vocabulario: terroristas palestinos, derecho a la seguridad, única democracia de corte occidental en Oriente Próximo, incursión terrestre, civiles utilizados como escudos humanos.
Y, por supuesto, sea cual sea la postura que adoptes, ni se te ocurra invertir ni un segundo de tu tiempo en pensar cómo podría llegarse a una solución.
Éxito garantizado en animados encuentros sociales.
...