24 de enero de 2011

Una noche...

Se te adhiere el miedo. 
Agarrota las articulaciones, paraliza los dedos, despierta un siniestro temblor en tu interior.
He te aquí a la bestia frente a tí, monstruosa y altiva, y tú con una única bala en el tambor.
No se han desatado tormentas, ni es más oscura esta noche que la anterior. 
Ha llegado silenciosa y se ha plantado frente a tí, sin dramatismo ni épica, la hora del duelo.
Mueves la mano lentamente hacia la cadera, llevas el índice al gatillo, acaricias con la palma la culata y con el pulgar amartillas, muy despacio, el revólver.
Y entonces, en dos fracciones de segundo, apuntas, desenfundas y disparas.

BANG.

Nadie te juzgará.
Eres tú o la bestia, al fin y al cabo.

21 de enero de 2011

Póquer en la Casa Blanca

Mientras la vieja Europa se tapa las vergüenzas económicas y se deja hacer por los especuladores del mercado, al otro lado del charco los dos líderes de las principales potencias mundiales se sientan a cambiar cromos.
China se ha convertido en el primo fuerte del bloque del Este. Una pequeña Rusia, digamos, con polos de influencia bastante estratégicos para Estados Unidos. Y Obama y su Administración tienen las llaves de la puerta de un mercado muy suculento para Hu Jintao.
Ahí están. El numerito del himno y las tropas -que para los yankees es como enseñarse el juego de té- la foto de familia, la sonrisa profident... el protocolo,vaya. Al presidente chino no se le ve en su salsa, decididamente, pero tira adelante porque luego llegan los negocios.
Uno se los imagina sentados a la mesa, rodeados de su equipo de asesores, consejeros y demás, jugando una partida de póquer con el mapamundi como tapete. Sonriéndose forzadamente, sospechando mutuamente, tratando de mirarle las cartas al otro para llevarse la mejor tajada.
Porque, al final, las relaciones internacionales consisten en muchas ocasiones en un intercambio.
En esta ocasión lo que Obama ha conseguido es que Hu Jintao reconozca que en su país el asunto de los Derechos Humanos lo tienen un poco olvidado. Lo cual no es poco.
Este pequeño gran paso ha sido, sin embargo, un gesto de cara a la galería. Algo para mitigar un poco las críticas a Pekín desde algunos sectores por el follón con el Premio Nobel.
Una declaración histórica que puede convertirse en papel mojado en cualquier momento, porque al final uno puede decir lo que le dé la gana y luego hacer otra cosa.
Porque, al final, las relaciones internacionales también consisten en eso.

Publicado originalmente en: LaSemana.es

18 de enero de 2011

Acuérdate de la familia

Resulta que el presidente de cierta constructora tiene un amiguete muy cercano al ministro y, claro, las adjudicaciones que ha conseguido en los últimos tiempos se han multiplicado por cuatro.
Sentencian que varios cargos electos de una ciudad que podría ser cualquiera utilizaron su influencia para aprobar un plan urbanístico que hizo que alguien ganara mucho dinero. Ellos juran, evidentemente, que no vieron un duro de todo aquello.
Investigan a cierto departamento de Medio Ambiente por una concesión para la gestión de residuos por si alguien -de la legislatura anterior, por supuesto- decidió que para qué un concurso si lo hacía mejor su primo.

En algunos lugares, las elecciones les pasarán factura. Luego llegarán los de enfrente -los que ahora gritan y montan el número- y harán exactamente lo mismo.
En otros lugares, los ciudadanos, que al final, a veces, también son personas, le han cogido cariño a los mangantes de siempre y deciden que mejor que se queden unos añitos más.

Hay quien opinará de esta reflexión que no hay esperanza, que todos los políticos tienen las manos igual de sucias. En realidad, deberíamos alegrarnos por ellos, por lo bien que cuidan a sus amigos. Porque si no, a ver qué nos queda.

Publicado originalmente en: LaSemana.es

Corazón de invierno

La niebla se condensa en las ventanas y se disfraza de rocío sobre la ropa que tendimos ayer. Me pregunto cuánto tiempo tardará en secarse esta vez. 
Creo que es lo único que extraño del verano, la rapidez con la que uno puede llegar a poner lavadoras sin preocuparse por saturar el tendedero.
Del invierno, sin embargo, me quedo con todo lo demás. El frío gélido en la cara, las manos heladas de noche, la lluvia, los charcos, esos copos ocasionales, el vaho emergiendo de todos los labios, los cuerpos rechonchos de prendas.
La primavera podría pertenecer a los románticos; el otoño a los melancólicos; el verano a los locos que gustan de sudar; pero el invierno es sólo para los valientes, para los que no temen al termómetro o a la ropa de cama con escarcha.
Si de mí dependiera, sería invierno la mayor parte del año. La otra, una pequeña, sería mi regalo a los cobardes.

4 de enero de 2011

Propósito de Año Nuevo

Dejar de fumar se ha convertido en el gran propósito de este nuevo año que acaba de empezar.
Uno esperaba que el Gobierno aprobara un decreto ley por el cual todo español se viese obligado a intentarlo en 2011 y el que no lo consiguiera fuera juzgado por sedición; algo así como militarizar el acceso al humo.
O quizá que el Ministerio de Sanidad, en lugar de esa descafeinada llamada a las denuncias anónimas contra quien incumpla la ley, repartiera armas de fuego entre los ciudadanos, preferentemente ex fumadores, mucho más avezados en detectar pecadores y acérrimos de la causa.
Pero no ha habido suerte. No acaban de obligarnos a dejar el vicio cruel. Los precios del tabaco y las políticas sociales son coercitivas, la presión social en torno al fumador aumentará, pero no será suficiente para convencer a los adictos de la nicotina.
Es más, se especula ya con cierto foco de resistencia que empiece a fumar como reacción contra el gobierno socialista. En la TDT, donde se ha forjado todo un bastión antizapaterista, van a obligar a fumar hasta a los ayudantes de cámara.
Recuperarán capítulos de Lucky Luke liando cigarrillos sobre su caballo, repondrán una y otra vez Casablanca para que todos veamos a Rick Blaine fumar mientras despega el avión y todas las tertulias llevarán la sintonía de Marlboro.
Ironías al margen, como fumador, uno no puede dejar de pensar en Javier Vela y sus versos Del acto de fumar considerado como una bella arte (el aire es blanco y bufa y se retuerce...) pero se alegra de que los espacios que le vayan dejando para dar unas caladas sean cada vez los menos, así puede matarse a gusto sin sentirse un cerdo egoista.

Publicado originalmente en: LaSemana.es