21 de enero de 2011

Póquer en la Casa Blanca

Mientras la vieja Europa se tapa las vergüenzas económicas y se deja hacer por los especuladores del mercado, al otro lado del charco los dos líderes de las principales potencias mundiales se sientan a cambiar cromos.
China se ha convertido en el primo fuerte del bloque del Este. Una pequeña Rusia, digamos, con polos de influencia bastante estratégicos para Estados Unidos. Y Obama y su Administración tienen las llaves de la puerta de un mercado muy suculento para Hu Jintao.
Ahí están. El numerito del himno y las tropas -que para los yankees es como enseñarse el juego de té- la foto de familia, la sonrisa profident... el protocolo,vaya. Al presidente chino no se le ve en su salsa, decididamente, pero tira adelante porque luego llegan los negocios.
Uno se los imagina sentados a la mesa, rodeados de su equipo de asesores, consejeros y demás, jugando una partida de póquer con el mapamundi como tapete. Sonriéndose forzadamente, sospechando mutuamente, tratando de mirarle las cartas al otro para llevarse la mejor tajada.
Porque, al final, las relaciones internacionales consisten en muchas ocasiones en un intercambio.
En esta ocasión lo que Obama ha conseguido es que Hu Jintao reconozca que en su país el asunto de los Derechos Humanos lo tienen un poco olvidado. Lo cual no es poco.
Este pequeño gran paso ha sido, sin embargo, un gesto de cara a la galería. Algo para mitigar un poco las críticas a Pekín desde algunos sectores por el follón con el Premio Nobel.
Una declaración histórica que puede convertirse en papel mojado en cualquier momento, porque al final uno puede decir lo que le dé la gana y luego hacer otra cosa.
Porque, al final, las relaciones internacionales también consisten en eso.

Publicado originalmente en: LaSemana.es

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