18 de enero de 2011

Acuérdate de la familia

Resulta que el presidente de cierta constructora tiene un amiguete muy cercano al ministro y, claro, las adjudicaciones que ha conseguido en los últimos tiempos se han multiplicado por cuatro.
Sentencian que varios cargos electos de una ciudad que podría ser cualquiera utilizaron su influencia para aprobar un plan urbanístico que hizo que alguien ganara mucho dinero. Ellos juran, evidentemente, que no vieron un duro de todo aquello.
Investigan a cierto departamento de Medio Ambiente por una concesión para la gestión de residuos por si alguien -de la legislatura anterior, por supuesto- decidió que para qué un concurso si lo hacía mejor su primo.

En algunos lugares, las elecciones les pasarán factura. Luego llegarán los de enfrente -los que ahora gritan y montan el número- y harán exactamente lo mismo.
En otros lugares, los ciudadanos, que al final, a veces, también son personas, le han cogido cariño a los mangantes de siempre y deciden que mejor que se queden unos añitos más.

Hay quien opinará de esta reflexión que no hay esperanza, que todos los políticos tienen las manos igual de sucias. En realidad, deberíamos alegrarnos por ellos, por lo bien que cuidan a sus amigos. Porque si no, a ver qué nos queda.

Publicado originalmente en: LaSemana.es

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