24 de diciembre de 2008

Un regreso, una visita

De pronto, sin que nadie te ponga sobreaviso, has llegado a ese momento que tanto temías, ese en el que un regreso se transforma en un llegar de visita, en que tu tierra ya no te pertenece o tus ojos ya no son los mismos.
Eres un extraño donde naces y también donde paces; eres extranjero de tí mismo. Y aún así, todo parece en su sitio.
Andrómeda continúa colocándose el cinturón frente a la ventana de siempre, a la hora de siempre, en esa bóveda oscura que ya es de las pocas que frecuentas en las que queda sitio para el brillo de alguna que otra estrella.
Ahí sigue Antares con su parpadeo rojizo sobre esta calle inalterable, con más casas rodeándola y más coches coronándola, pero con los mismos socavones en la calzada, los mismos rotos en los bordillos de las aceras, la misma humedad gélida de cada noche cerrada.
Es en esas ocasiones en las que te parece que el mundo continúa girando en todas partes menos aquí, esta isla que una vez fue el centro de la Tierra, y aún así tu eres incapaz de recordar donde guardaste todas tus cosas.

19 de diciembre de 2008

El amigo americano

El nuevo presidente de Estados Unidos es de esa clase de gente que a uno le gustaría tener de colega. Con él son todo mariposas, flores y besos en la boca. Buen rollito, paz y todas esas cosas que nos han colado gracias a esa mezcla que es de predicador, Jesucristo y Denzel Washington.
Ahí está la ministra de Defensa preparando las tropas para cuando Barack las pida; en Moncloa retoza Zapatero pensando en qué alfombra pondrá para cuando reciba al primer residente negro de la Casa Blanca; allá asoma Mariano para correr a darle la mano. Hasta un comunista de los pies a la cabeza como Cayo Lara canta sus alabanzas.
Hace tres meses, las barras y las estrellas generaban una extraña urticaria por asociarse a una clase de cowboy de gatillo fácil que se nos ha olvidado, pese a que siga siendo una gran parte del electorado americano. Pero de un tiempo a esta parte en este país hasta el último mono se iría de cañas con Obama.
Una de las primeras cosas a las que Barack quiere echarle mano es a Guantánamo. Le va a echar el cerrojo y el mundo entero se levanta y le aplaude. Hay razones, cierto es, uno tampoco entiende por qué la familia Castro sigue enviando por correo certificado los recibos del alquiler a Washington y es plenamente consciente de que convertir una base militar en un centro de interrogatorios -con todo lo que esta palabra puede llegar a suponer- sólo podría nacer de la barbarie de un humano.
Así es él. Se subirá al Air Force One, aterrizará en Guantánamo y vayan saliendo de uno en uno ordenadamente, pasen por las duchas, cojan esos trajes de segunda mano, despidánse de los guardias que ayer les quemaban los huevos con cables y no se olviden del billete de avión de vuelta a casa. Asunto arreglado. Abrazos, apretones de manos, copitas de despedida, jolgorio colectivo y tranquilo colega que ésto no ha sido nada, sólo un mal rato.
Evidentemente, a los malos de verdad se los llevará a una prisión federal para que les partan la cara los guardias y los presos o a otro centro en el interior de Estados Unidos para seguir haciéndoles lo mismo que hasta ahora, pero de forma más discreta. Ya saben, sin poner un cartel en la puerta que dice a qué nos dedicamos.
Otros, los que sin poder decir esta boca es mía fueron capturados, esposados e interrogados por ese efectivo método que la Administración Bush aprobó como válido y que consiste en coger a un tipo y fingir que se le está ahogando -como cuando te puteaba un colega en la playa y te hundía la cabeza bajo el agua, pero con algo más de mala leche- puede que anden algo mosqueados.
Volverán a casa, contarán lo que les ha pasado y grabarán en la memoria de los más cercanos las torturas, vejaciones y humillaciones a las que les sometieron unos tipos del salvífico pueblo americano. Memoria colectiva, se llama. Un magnífico invento que ha servido para mantener viva la mala fama que Occidente se ha ganado durante más de un siglo en África, Asia y Oriente Medio.
Y de la misma forma que los afganos recuerdan que una vez Estados Unidos les ayudó frente a la Unión Soviética y luego les dejó tirados con el monstruo talibán que habían creado; del mismo modo que los palestinos saben desde hace décadas quién apoya incondicionalmente las incursiones de Israel; de la misma manera que los iraquíes recordarán durante lustros quién puso su país patas arribas sin que nadie se lo pidiera, el odio se extenderá a lo largo de generaciones enteras, dispuestas a partirle la cara al amigo norteamericano. No prestarán atención a si el presidente de EE.UU. es negro o blanco y a la primera de cambio agarrarán un rifle para dar por saco.
Duda uno -y perdonen todo este escepticismo- que Obama se presente en un barrio de Teherán, Damasco, Bagdad o Kabul, y la parroquia entera corra para darle un abrazo.
Conclusión: Estados Unidos se ha lavado la cara y algunas partes de Europa se lo han creído, pero otros no tragan. Memoria colectiva, lo llaman.
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15 de diciembre de 2008

Apuesta

Existen ciertos momentos en la vida del cualquiera en los que resulta imperativo que cuando las manos se arranquen a bailar sobre el papel lo hagan con una libertad plena. Algo así como no temer que cada una de las letras que se entrelazan provocarán ardor de estómago en aquel lector más susceptible de vomitar.
Cuando de esos instantes se hace oficio, uno debería poder coaccionarse a sí mismo para teclear titulares como: 'Este y todos los gobiernos van sin un rumbo coherente por la vida, aténse los machos', 'El líder de la oposición es un lila', 'Amaia Montero publica nuevo álbum ¿era necesario?' o 'Movida católica en el centro de Madrid. Proclama heavy de la Iglesia el día de los Inocentes'.
Luego, en las palabras sinceras, las que no se escriben para ganarse el pan, sino por esa extraña incapacidad de expresarse mejor en tinta que con los labios, uno debería poder dejar dicho: 'Hoy la casa se me ha venido encima y a las ruinas les he pegado fuego', 'Quiero ser el único que te erice la piel con sus mordiscos', 'Mañana, es mentira, no será otro día', 'Muérete ya de una vez' o 'Bésame y déjate de tanta historia'.
Pero, es cierto, después se planta el cualquiera ante el otro, el avezado lector, el corazón sensible, con sus ojos de dolor, estupor, desprecio o rabia y se hace difícil no pensar que la sinceridad y la libertad a veces están sobrevaloradas o que, por lo menos, debería ser capaz de controlarlas vestidas de elegancia.
Es el otro el que cohíbe; la certidumbre de que habrá un receptor para cada una de las verdades personales dibujadas es la que oprime y aletarga los dedos. Y aún así, a pesar de que la información es poder en manos extrañas, pese a que a veces cuesta renovar los votos, uno insiste en apostar por el libre albedrío y decirle al otro: que te den por culo, hoy escribo como si fuera para mí solo.

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10 de diciembre de 2008

Los ratones

Detrás de mi armario vive desde hace años una pareja de ratones.
Verlos en su rutina podría llevar a pensar que se trata de dos aburridos compañeros de piso, pero lo cierto es que antaño fueron el uno para el otro. Ahora, sin embargo, apenas se tocan y ella ya no enrosca su cola alrededor de él; tampoco se besan, porque sus labios parecen haber perdido el sentido; y lo que iba a ser una bonita madriguera, no es más que conglomerado de madera apilado entre la mugre, sin orden y sin juicio.
Cuando se acuestan, alguno de los dos siempre da la espalda al otro. Eso si no se llevan algún enfado que otro bajo las sábanas; entonces, la fina capa de pelo que recubre su cuerpo se encrespa y eriza hasta convertirse en una maraña de puas amenazadoras que mantienen al otro en su parte de la cama.
Las noches cálidas, aquellas en las que frotando sus patas el uno con el otro saltaban chispas, han desaparecido, no son más que recuerdos del pasado o la consciencia de un presente frustrante.
Les oigo salir, todos los días, de su refugio malhumorados, entre blasfemias y gruñidos se despiden para correr después a un lugar seguro dentro de sí mismos, aunque lo suficientemente alejado como para que el otro no pueda encontrarlo.
La gente normal no los entiende ¿por qué no abandonan la madriguera? ¿por qué no parten, por separado, a buscar un nuevo mundo mejor que el que parece haberles tocado?
Mas algunos, los menos, les miran y saben la respuesta: son ratones, nadie espera que se comporten como humanos.
Espiándoles desde un agujero, estos dos ratones pueden parecer aburridos compañeros de piso, pero juro que una vez alguno de los dos pensó que estaban destinados.
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17 de noviembre de 2008

Onírico

Se sienta y mira fijamente el cuaderno marrón forrado en cuero. Pretende parir a un verso, no el más triste de los que podría escribir esta noche, pero sí algo sincero. Un libro de arte antiguo le escudriña desde el facistol mientras se sienta y garabatea impulsivo.
Pero las líneas no llevan a ninguna parte, que es ese lugar al que van a parar todas aquellas vocales casadas con pretensiones de inmortalidad. Se detiene, ojea fotografías de tablillas y zigurats, mira el papel, divaga, empuña el bolígrafo, se pierde en sus paredes, en su mesa, en sus pensamientos, suena el teléfono.

enciende un cigarrillo
habla de nuevo
sin espacio ni tiempo
fuma, ríe, piensa
y tanto recordar
rompe algo dentro

A la hora de apagar las luces, cuando ya se ha rendido, el brillo de las farolas entra por las ventanas y dibuja sombras tristes cuando se derraman en estanterías sin libros y montones de cajas, en el vacío que deja el mañana.
Y sueña con ojos venidos de lo profundo del desierto, perlas huecas y sin brillo que estallan de madrugada, amantes que tienen frío aunque se abrazan, ropa que escapa de sus cajones y le invade la cama, con un gato que hace ruidos de persona.
Despierto respira hondo, se da la vuelta y deja un gran espacio en el lado derecho de la cama.

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3 de noviembre de 2008

Paranormalidades

Los libros han volado de las estanterias al suelo.
Se han diluido los cuadros.
Desaparecen las fotografías.

La decoración entera anda revolucionada, como en guerra consigo misma y su alrededor sin ningún motivo. De pronto un agujero se traga las carpetas o un hueco enorme sustituye al diccionario enciclopédico. Ya no encuentro los recuerdos y he perdido mis cuadernos.

Las flores se estiran desde los tallos hacia el balcón, creo que para saltar a la acera, y el aire no se atreve a correr de la ventana a la puerta. La ropa al sol pasa empapada los días porque este otoño llueve más de la cuenta.

Me pregunto por qué no desaparecerá este círculo de café y a qué se debe esa irritante forma perfecta que adquiere sobre la mesa. Especulo sobre el origen de cada una de las manchas que encuentro en las paredes.

Hasta el gato se siente extranjero.
Creo que anda como yo, algo perdido.

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31 de octubre de 2008

Cerca del suelo

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Me despierto.
Llueve.
Era de esperar.
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Soy un autómata. Cuento las gotas que se deslizan por mi chaqueta, enumero los adoquines que piso, ignoro a las personas que me cruzo de camino al trabajo. Y allí, una vez más, junto cadenas de palabras de veinte en veinte, a razón de nueve líneas el párrafo, con más tesón que ánimo.
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No esquivo los charcos.
No quiero.
No siento.
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Finjo una sonrisa, que me interesa lo que tecleo. Aunque ahora quiera que me arranquen las manos, aunque ahora quiera que se me partan los dedos. Suena en la radio Marvin Gayes, subo el volumen. Pasan a 'More than words' y me cago en los muertos del locutor.
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Apago la radio.
Escucho las sirenas.
El mundo gira.
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28 de octubre de 2008

Quimera

(ahí está, tal y como dijiste que sería)
...no puedo apartar la mirada de ti...


La cabeza, en ocasiones, puede ser más quimérica que el corazón y llevarnos a imaginar que lo imposible será, que el infinito es metal maleable a nuestra voluntad, que lo fugaz es lo anhelado...

...pensar, por ejemplo,
que la princesa de Esparta no desencadenó el fin de Troya,
que no hizo arder la ciudad de las altas murallas el rey déspota
y que fueron responsables los bucles,
la incomprensible belleza de una sonrisa,
los ojos eternos en la memoria del Guerrero
de Briseida...

¿valdría entonces la pena
lanzarse a tomar lo inexpugnable?

Retarse a uno mismo en vida, sentir el miedo propio del devenir, de lo desconocido, es lo que nos lleva al ser verdadero, al ser último que todos deberíamos llegar a ser: consciente de la energía de su sustancia, conocedor de sus carencias y bondades, pero sin limitaciones.

...no siempre es fácil detenerse y pensar
cuando el cuerpo pide entablar batalla
sosegar las monturas hechas de aire
acallar las cuerdas de los arcos
que ya vibran dando muerte a la razón
detener los impulsos de la carne
arrancada de las manos de la memoria...

No sometas y condenes lo eterno a la vil materia que arroja el presente, pero cuestiona lo que se presenta como infinito hasta perder el conocimiento; sólo nosotros tenemos capacidad de manejar nuestra voluntad, aunque al final respondiéramos a designios superiores y el final de nuestros días, la silueta perfecta de cada huella, fuesen las líneas que otro marcó de antemano.

Sigo convencido de que juzgamos nuestros actos y fijamos la pauta de la siguiente vida: el karma existe, no es más que el metaconocimiento de nuestra esencia inmortal.


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13 de octubre de 2008

El Partido Popular Reconstituido

Lo mejor de la actual crisis que nos ha tocado vivir no es comprobar que en los bares de nuestras ciudades llevan tiempo escondidos avezados analistas políticos o que los más de seiscientos asesores políticos de Moncloa bien podrían ser del gremio del taxi, ni siquiera el poder introducir en una conversación aquello de por fin el modelo capitalista neoconservador ha caído.
No, lo más bonito de todo este nuevo crack económico y financiero, opina el que uno en este humilde espacio firma, es llegar a la conclusión de que podemos vivir en el mundo tal y como lo conocemos, tal y como lo hemos inventado, pero que si le damos la vuelta y lo ponemos completamente del revés, seguimos tirando como si la cosa no fuera con nosotros.
A modo de ejemplo sirvan los feroces ultraliberales que capitanean las entidades bancarias o ese enorme tiburón blanco que se llama Fondo Monetario Internacional: hasta hace unos meses no había quien les pusiera regulaciones de por medio sin que pusieran el grito en el cielo apelando a la libertad de mercado y ahora casi provocan lástima cuando suplican dinero de papá Estado.
Qué decir de nuestro Gobierno de izquierdas -si es que el socialismo hoy por hoy sigue siendo esa mano del sistema- ese al que temían los altos empresarios nacionales por su voluntad última de quitarles el dinero a los ricos y dárselos a los pobres. Qué diría Pablo Iglesias si viera al PSOE que fundó interviniendo en el sistema financiero no para nacionalizarlo, sino para salvarlo.
Pero el mejor de todos ellos es, sin lugar a dudas, el pobre Mariano Rajoy. El hombre que nunca quiso asistir al desfile militar de la Fiesta Nacional, pero que el año pasado pasaba lista para poder completar su registro de españoles de bien, potestad única de su aguerrido Partido Popular y de aquella niña que sólo él tenía en cuenta.
Rajoy, el mismo que hace menos de dos años se codeaba con los grandes empresarios, el que proponía una rebaja del IRPF que beneficiaba a los que más tenían, el que estuvo en un gobierno que permitió los desmanes urbanísticos gracias a la Ley del Suelo, se ha pasado al marxismo-leninismo y parece que no hay vuelta atrás.
El nuevo PP, formado por políticos profesionales que nada quieren saber de los principios del padre al que mataron, bien podría rivalizar en votos con la agotada Izquierda Unida. La nueva centro-derecha de Mariano ni es centro ni es derecha y clama a los cuatro vientos su nuevo ideario de quita y pon.
A la mierda con los banqueros y altos empresarios, que el dinero que les dan a ellos acabe en manos del populacho, gritan desde la calle Génova, donde han cambiado la fotografía de Aznar -aquella anomalía- por la de Bakunin y las camisas de color rosa por camisetas de tirantes con la cara de El Ché.
Mariano está preocupado ahora por los problemas reales de los españoles (sic) por el precio del pan y del café, porque a él sí que le dieron un cursillo relámpago en precios populares antes de soltarle ante la masa, por la hipoteca del común de los mortales e incluso por el precio de los colegios privados que tanto le gustan a la acechante Esperanza Aguirre.
El líder del PP dice que lo que mola ahora es la pequeña y mediana empresa, como si más de la mitad de los españoles trabajarán en el taller de coches de papá, y está harto de que ese sucio capitalista que es Zapatero reparta el dinero de los contribuyentes entre sus "amiguetes" de las entidades financieras.
Sólo un hombre no sonríe ante el nuevo rumbo de los acontecimientos en casa Mariano. Un hombre que está solo ante el peligro y al que algunos han visto vagar como alma en pena por los pasillos del Parlamento Nacional: Llamazares no sólo ha perdido su puesto como la alternativa caduca de la izquierda, sino que encima ahora teme que en las próximas elecciones su escaño se lo lleve el nuevo Partido Popular.

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29 de septiembre de 2008

La bestia

Asustado de comprobar cómo el mal camina a tu lado cogido de la mano. Has recibido golpes que no olvidas, moratones en las costillas, huesos hechos astillas. Tu cabeza labra a cuchillo las derrotas a las que le has sometido y en una nota al pie recuerda cuál es tu cometido: No hay venganza posible contra un enemigo ya invisible.
El alcohol hace que no te contengas, esta noche eres dios y no hay nada ni nadie que te detenga. Rapeando insultos contra insulsos, un bar de moda se convierte en un particular campo de batalla en el que tu ego se atreve con todas las lanzas. No te pararás a contar caras a favor o en contra porque los números hoy no importan.
Los que te conocen no te reconocen, creen que juegas a hacerte el indecente, a tambalearte escupiendo entre la gente. No me pises que te aplasto el alma, no me acaricies que ahora mi corazón no ama. Voy a enfrentarme con todo aquel que esté callado, con todo aquel que diga esto y lo contrario.
Y si te pones por en medio, me cago en tu vieja, he soltado a la bestia.

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23 de septiembre de 2008

No tocaba

Perdona si me enfado contigo en estas extrañas circunstancias, pero es que ésto, ahora, no tocaba.
No tocaba que tenga que sentarme, a cientos de miles de kilómetros de nuestra isla, a teclear estas lineas para tí a modo de tardía despedida, porque a saber dónde estarás tú esta noche, cuando los hermanos lloren a tu cuerpo en una iglesia, seguro, abarrotada.
No tocaba que los diarios, que dedican sólo una columna de sus páginas a informar de los accidentes de tráfico durante el fin de semana, incluyeran este lunes tu nombre a toda pagina. Y qué extraño leerlo en el frío blanco y negro despues de años llamándote como a nosotros nos gustaba.
No tocaba ver a los hermanos destrozados por el dolor y la sorpresa, ni oírlos derrumbados o reunidos todos de luto en la calle donde desde críos nos juntamos, ni que nos robes a todos esa certeza que hemos tenido durante años de que cuando decías 'luego os llamo' desaparecerías hasta el día siguiente y lo harías sin ánimo de hacernos daño.
Por eso escribo estas letras con enfado, porque lo que no tocaba, compañero, es algo que se podría haber evitado.
....y pienso ahora -qué ironia- que, de niños, tú y yo jugábamos juntos a tenis y que es posible que nunca lo hubiéramos comentado...

Un réquiem por tí, Alejandro.
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31 de agosto de 2008

En ascendente

Crees que la vida es una mierda y uno no tiene fuerzas para llevarte la contraria; será que me he olvidado el cinismo en casa. Y es cierto, no tuerzas el gesto, hay días en los que preferiríamos dejarnos morir en la cama a salir a enfrentarnos a este mundo a veces tan perro, uno de esos días en los que despiertas y eres consciente de la estupidez y la maldad humana. 'Homo homini lupus', que decía Hobbes.
Cómo discutir eso, aunque merezca la pena el esfuerzo de arreglarte el alma, también es un asunto que se convierte para uno en un problema en alguna que otra hora, semana, mes o año. Algún que otro día, los menos, podría argumentar que la vida vale la pena también gracias al ser humano; que la música, el arte, la literatura, la ciencia o un sinfín de ideas surgidas de la mente de algunos hombres compensa, en ocasiones, todos nuestros defectos. Podrías llegar a pensar que como raza, no estamos tan mal.
Y si abstraerte en un libro, perderte en una canción, quedarte embelesado delante de un cuadro o una fotografía, palpar un edificio o dejarte llevar por una buena película no te curan el escepticismo, no espantan a esas lágrimas sin horario y no combaten la tristeza, aparta la vista de todo aquello que ha tocado el ser humano, alégrate por esas pequeñas cosas. No quiere decir esto que tu día vaya a ser perfecto por cambiarte la compresa, sino que debes aprender a valorar la vida al margen de los seres que la poblamos, que estorbamos.
Gotas en el rocío, nieve en las montañas, salitre en los dedos, un bicho en mi planta, viento moviendo los árboles, el sol apagándose hacia el otoño... Agarrarse con fuerza a hechos u objetos diminutos es lo único que a veces puede salvarte de algo tan nocivo como querer habitar un sueño eterno. Lo único que puede ayudarte a recordar que la cruda realidad es un buen lugar en el que vivir.

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6 de agosto de 2008

Aspavientos

Más de uno debe estar pensando que a estas alturas de la película ya no pueden tomarle el pelo de esa forma. Que a qué viene tanta sorpresa. Como si la cosa viniera de hace poco. Y es cierto, nadie se traga que ningún alto mandamás del deporte español, político de turno o medio de comunicación acreditado para el evento en cuestión supiera con quién iba a jugarse los cuartos este agosto en China, ese país que manda tanto sobre lo suyo que hace que llueva si así se le pone entre ceja y ceja.
Era evidente que los sucesores de Mao no iban a abrazar el capitalismo y la libertad sólo porque a unos iluminados se les ocurriera encargarle el asunto de los Juegos Olímpicos. Todos sabíamos qué suponía dejar en manos del omnipotente Partido Comunista un evento internacional de estas características. Lo cual quiere decir que nadie puede llevarse las manos a la cabeza si el Ejército Popular de Liberación chino decide tener calentitos y controladitos a los elementos molestos del Tibet con unos meses de antelación, por si acaso se les ocurriera alguna molesta protesta; o si el Partido levanta la censura de Internet cogiéndosela con palillos, para que el personal patrio no se le desmadre con tanta libertad de expresión junta; o si el mensaje de bienvenida del presidente a los deportistas incluye un 'no me alteres la trastienda que te pongo de patitas en la calle'.
En fin, que era más que previsible, que la indignación será muy sentida, pero no cuela.
Pero, aunque pocos días se levanta uno pensando que la humanidad tiene remedio, cabe la esperanza de que se podría sacar algo en limpio de todo este tinglado millonario que se la ha regalado al Estado -que no al pueblo- chino. Tanto grito político escandalizado, cada aspaviento mediático occidental, cada alarma que encendemos con grandes titulares sobre el comportamiento del régimen del Partido debería contribuir a escarbar dentro de su burbuja.
Sin embargo, no se trata de disparar a la bestia, sino de educarla. Lo primero se hizo en Irak, y ahí están los resultados de la intrusión de la Democracia; lo segundo consiste en amonestar a las autoridades y dar ejemplo a alguno de los más de mil millones de ciudadanos chinos que quiera asimilar alguna de las ventajas del Occidente decadente. Algo así como ayudar y transformar antes que pegar fuego y reconstruir.
Los cambios, seguro, serán lentos, pero, si todo este planeta no se va antes al garete, puede que en algún momento podamos aprender algo unos de otros.

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23 de junio de 2008

Desnudo

Desnudarse no es tan sencillo como parece; puede uno quitarse sortijas y avalorios y permanecer tan protegido como lo estaba al principio.
Dicen mójate, implícate, pero es más que cuestionable que a alguien le interese ver a un congénere como Dios, o quien quiera que lo hiciera, lo trajo al mundo. Los hechos lo demuestran y avalan que pueda tachar de imbécil al que proclame a grandes voces que el mundo es ese lugar lleno de amor en el que todos nos besamos en la boca.
Podría contar cómo es una cara reventada y una costilla rota en una sola noche, porque lo he visto en mi cuerpo. Podría explicar que ninguna de las dos cosas hará que vuelva a pasear con miedo, que seguiré disfrutando de la música y mis pasos tanto como hasta ahora lo venía haciendo, que las luces de la ciudad seguirán siendo guías aunque cuando se apaguen acechen en las sombras los violentos. Y qué poético.
Nada de todo lo anterior importará a quien manchó de sangre mi chaqueta. Ni al visitante ocasional o casual de estas líneas, ni al que se detiene en las palabras para escupir su falta de respeto sobre ellas, ni a aquel que una vez creyó reconocerme allá a lo lejos. Ninguno de ellos querrá leer sentimientos en las líneas de mis manos o perder un momento de su preciosa vida por ofrecerme unas monedas por estas entrañas. Pero claro, nada de esto está hecho para ellos.

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3 de junio de 2008

Cifras y letras

En Washington están de enhorabuena. El último informe de bajas militares estadounidenses en Irak es favorable: 19 caídos en combate o en acciones insurgentes varias a lo largo de todo mayo; la cifra mensual más baja desde que comenzó la invasión en marzo de 2003. Hubo un momento en el que a los yankees nos mataban de cien en cien, a razón de cuatro diarios, señora, se destaca en los medios de comunicación.
Parecería, por la misma regla de tres, que en Bagdad también se felicitan, al fin y al cabo, la cifra de civiles muertos en sucesivos episodios violentos es la más baja desde diciembre de 2005: 396 hombres, mujeres y niños asesinados en mayo. Pero claro, el hecho de tener que incluir en la lista a los 110 agentes de Policía y soldados caídos en el mismo mes, además de las muertes por enfermedad, les estropea la media. Y eso sin tener en cuenta el número de desaparecidos.
Como cada uno barre para su casa, en Estados Unidos pueden gritar a los cuatro vientos que están 'ganando' en Irak, en ese lenguaje tan televisivo al más puro estilo 'Yes, we can' que se utiliza por aquellos lares. Pero el caso es que en Bagdad esta versión de los hechos no acaba de convencer al personal, será porque algún que otro estudio de campo ha demostrado que todo iraquí que se precie ha perdido o sabe de alguien que ha perdido a un conocido suyo.
Puede que ya nadie recuerde ahora que durante un año entero -entre julio de 2006 y agosto de 2007- la media de bajas militares y de muertes de civiles entre el pueblo iraquí rozaba las 3.000 mensuales. Puede que el mundo haya olvidado los suicidas que ofrecían trabajo antes de inmolarse entre decenas de ciudadanos que buscaban empleo, los coches bomba en mercados del centro de Bagdad, las torturas y ejecuciones de los escuadrones de la muerte, los atentados a las puertas de la universidad.
Nada de lo que ha pasado en Irak en los últimos cinco años será olvidado por las generaciones que lo han vivido, ni por las que están por venir. Luego, algún que otro iluminado dirá que volvería a invadir lo que un día fue la cuna del Imperio Mesopotámico sin pensárselo dos veces para poder presumir delante de los amigos de haber llevado democracia y libertad a aquellas tierras de bárbaros ignorantes o que el Islam más radical crece en todo el mundo por la deriva relativista de Occidente y no por el aumento de las bolsas de pobreza o por el odio hereditario al extranjero.

Nota al pie: El problema no es que los muertos estadounidenses pesen más que los iraquíes, que también, sino que somos incapaces apartar la vista de nuestro ombligo para observar cómo está el del prójimo.

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26 de mayo de 2008

Tu quoque, fili mi

Obviemos por un momento odios y simpatías y pongámonos en su papel. En la piel del líder.
Mariano Rajoy podría perfectamente sufrir en este momento una extraña manía persecutoria y sería de entender así como se suceden los lunes en Génova 13. En la sede del Partido Popular andan por los pasillos con los revólveres desenfundados, a la espera de que alguien realice un movimiento en falso. Y él, presidente del partido, sólo puede atrincherarse en su despacho junto a unos pocos fieles pidiendo tregua.
Mariano ya no puede desayunar todas las mañanas leyendo o escuchando la opinión de los que hasta hace dos meses eran sus amigos mediáticos y, a principio de cada semana, se encuentra con un nuevo capítulo de la crisis en la que sigue estancada la formación que heredó en forma de crítica o dimisión. No es tanto que le moleste lo de haber perdido el apoyo de los medios de comunicación que le aplaudían la pastelada de la niña Victoria, porque, al fin y al cabo, ahora los del otro sector están encantados con su giro al centro. Es más el agrio sabor de boca que le deja eso de perder cada lunes a uno de los suyos.
El último que ha saltado del carro lo ha hecho dejando por escrito que Mariano no sirve para liderar el partido. Ha sido Gabriel Elorriaga, secretario de Comunicación y miembro de esa Dirección Nacional que el líder ya no siente como suya, esa de la que se desprenderá en el Congreso de junio porque no le sirve para el viaje al centro, aunque tampoco es de extrañar sabiendo de manos de quién la recogió. Zaplana y Acebes no están, ni se les espera; San Gil se marcha arrastrando con ella a Ortega Lara; Pizarro no le perdona que no le haya dado un cargo con algo más de altura; y Aguirre, Costa, De Arístegui, Mayor Oreja o Cascos le han puesto a caer de un burro. A este paso, Mariano no podrá hablarse con nadie del partido
Pero a los que quieren moverle el sillón, el líder ya se lo ha dejado claro, de su despacho con bonitas vistas no le mueve ni Dios, al menos no sin plantarle cara. Pero claro, los del 'sector crítico' no se atreven a medir sus fuerzas contra Mariano, porque saben que cuenta con tirón en plazas como Andalucía y Valencia, y eso ya es bastante más de lo que pueden decir los que están montando follón en el seno del partido. Por eso se limitan a darle patadas en la espinilla en cuanto tienen la mínima oportunidad y mirarán para otro lado cuando después del cónclave de junio alguien les pregunte su opinión por el señor Rajoy.
La filosofía de los disidentes es esperar a que Mariano se estrelle con todo el aparato para hacer borrón y cuenta nueva, y cuando ésto suceda, si sucede, presentar al candidato que más les guste como al divino salvador. En ese momento, puede que los que siguen al líder ya se hayan hecho fuertes en los despachos de Génova 13 y se nieguen a abandonar el barco cuando éste se vaya a pique sin partirse la cara en un congreso como sucesores de Mariano I El Centrista.
Puede que sólo entonces veamos un verdadero debate entre candidatos a liderar el partido conservador español.

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16 de mayo de 2008

La última y nos vamos

El tiempo que ha pasado y lo que hemos cambiado, el trabajo, las mujeres, la hipoteca y ponme a mí también una de esas. Qué vamos a hacer mañana y dónde están los que faltan, las drogas, la policía, la cárcel, algún que otro recuerdo de cuando no teníamos más que hacer que ver pasar los minutos y las horas. Y póngame otra ronda.
Los sueldos bajos y cómo nos los montamos, llegar a fin de mes, formar una cooperativa. Quién se ha casado, a qué se dedica aquel de los nuestros que marchó hace unos años y para mí la última que mañana a las seis me levanto. El colesterol, la alimentación, el alcohol y el tabaco, consolarse con pensar que el que te mira te ve más delgado.
La ex novia, el vecino y la semana en que murieron aquella pareja de ancianos que jamás nos devolvían las pelotas que caían en su patio. Tu hermana, mi hermano, la hija del novio de mi madre, que se ha mudado. Planes del pasado, que harás esta noche y antes de irte invítanos a otras seis cañas que tú todavía no has pagado.
Las mujeres que pasan, el hachís, mañana nos vemos seguro y por qué no mejor el sábado. La última y nos vamos. Los coches, las motos, aquel garito en el que nos pasamos todo el verano. La barca que me he comprado, el negocio de imprimir sobre vinilo o metacrilato, cómo están las cosas aquí y allá, cómo se lo monta aquel del que hace que no sabemos años.
El buen sexo, el querer y el viaje que te perderás si no consigues la pasta para el verano. La última película que has visto, el último disco que he escuchado, esa asignatura pendiente que me impide ser un titulado y, déjame, la penúltima la pago yo, luego ya veremos cómo y dónde acabamos.
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7 de mayo de 2008

Patadas al pilar

La Justicia es uno de esos pilares de la democracia a los que la clase política de esta España nuestra no deja de darle patadas, aunque es de entender, por otra parte, ya que mientras tengan el apoyo de los suyos -los políticos- siempre acaban llegando a algún arreglillo que les permite pasar a hurtadillas delante de ella. Patología que, curiosamente, también sufre gran parte de la clase empresarial. En otro nivel, probablemente bastante por debajo del anterior, está el resto de los mortales, los que acuden a ella para impugnar una multa, demandar a los cabrones de tal compañía, luchar un divorcio, buscar compensación en caso de presunto agravio. Para éstos el asunto judicial funciona de otra manera, con algo de tardanza y como con un poco más de descuido, como si fueran menos importantes.
Luego, cuando uno de nuestros primos nos recuerda -supuestamente- la clase de perversión de mundo que nos rodea y da buena fe del tamaño de los agujeros que hemos decidido pasar por alto de nuestro sistema judicial, todos nos rasgamos las vestiduras y los políticos, al ver al votante indignado, recuerdan que a ese pilar hay que ir cubriéndole las grietas de tanto en tanto.
Hasta que no llega ese momento en el que se nos cuela una oveja negra en nuestro plácido sistema, nadie se pregunta por qué la Administración de la Justicia no dispone de un sistema informático a la medida de un Estado moderno o por qué el órgano que debe gobernar y controlar a los jueces lleva más de año y medio en funciones -lo cual viene a ser como que están ahí cumpliendo los servicios mínimos porque les pagan y además porque les hacen un poco de caso las cámaras, no porque les toque- o por qué un magistrado ha dejado que un pederasta y -presunto- asesino siga en la calle. Para entonces, sólo puede sentarse uno a lamentar que los que se encargan de gobernarnos permitan que se pudra de vieja la Justicia o que algunos de esos funcionarios a los que les van a subir el sueldo no hayan hecho bien su trabajo.
Nadie saldrá a manifestarse por una Administración digna de los impuestos que paga y los de arriba siguen mano sobre mano, así que tenemos de esto para rato. Un aplauso.
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6 de mayo de 2008

Rebasado

Es inútil, no se puede sacar de donde no hay. Uno también se había planteado no volver a caer en la ligereza y, como el matemático de lo imposible, elevarse por encima de lo mundano para escribir sobre cierta suite francesa que visita últimamente o cómo le sentó a su organismo un paseo por aquella plaza catalana después de una tarde perdida por las calles de Madrid.
Y olvidarse uno de que por primera vez en democracia se ha enterrado a un presidente del Gobierno, el penúltimo escándalo de corrupción en el que han pillado a la ONU, de la posible relación entre el nacionalsocialismo y ese sótano de Amstetten o, como no, del pobre Mariano Rajoy, convertido sin quererlo en el chico de moda.
Pero al margen de eso parece no existir nada más en este teclado. Será que anda el corazón tranquilo y no requiere que nadie lo revuelva, al menos no con metafísica aburrida sobre esos versos tan tristres que uno es capaz de escribir sólo en ciertas noches. Esta, desde luego, no es una de esas noches.

Nota el Pie: Desde el principio, esto estaba abocado al fracaso.

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15 de abril de 2008

Manden firmes

También es mala suerte que la primera blusa que tiene la oportunidad de pasar revista a las tropas en la joven democracia española fuera de corte premamá y llevara pantalones. Carme Chacón es lo más de lo más dentro del nuevo equipo de Zapatero; él, el primero en formar un Gobierno con más mujeres que hombres, ella, protegida del jefe y primera fémina en ponerse al frente de los tres Ejércitos, que así dicho suena a sudor, sangre y guerra.
El carácter poco belicista de nuestras Fuerzas Armadas libra a la insigne ministra de Defensa de ponerse el mono militar y pilotar un caza hasta un portaaviones en el Golfo Pérsico para recitar aquello de 'our troops have prevaled' mientras amarra con los pulgares la hebilla, pero no de lucir palmito cuando a uno de los tres mil soldados que España mantiene en misiones en el exterior le dan matarile y vuelve a casa bajo una bandera.
Chacón ya sabía desde hace tiempo cuál sería su próximo destino y por eso se le había puesto cara de susto en las últimas semanas, la misma que lucía en la toma de posesión. Como promoción, ahora que algunos dentro de las filas socialistas la ven como todo un valor en clave sucesoria, el cargo no está nada mal, pero menudo marrón le ha caído a la catalana más cool de la democracia. Romper clichés en esta España nuestra tan castiza no es moco de pavo y más si tu curriculum son dos años en un ministerio de Vivienda. Aunque tal y como está el panorama, quizá sea preferible ponerse ante el Cetme de la Legión que frente a un constructor.
No es por inexperiencia, qué sabía el juez José Antonio Alonso de militares cuando le tocó cargar con el muerto que no había querido otro; ni tampoco por cuestión de género, porque nadie más apropiado que la malcarada Maleni Álvarez para ese 'Capitán, mande firmes' que pasará a la historia como la primera orden de una mujer a la tropa. Es más bien una cuestión de postura, de sentir vital.
No se le reprocha su espíritu pacifista, menudo es haciendo la paz y el buen rollo el Ejército español, sino que en sus labios ciertas palabras no acaban de quedar del todo bien. Cuadrarse se cuadró hasta el último funcionario que oteaba el Patio de Armas del Ministerio de Defensa, porque estaría feo no obedecer a una madre, pero hasta ella se dio cuenta de que se le atragantó el 'Viva España' que venía a continuación. Aquello no sonó ni mucho menos tan patriótico como cualquier palabra que salga de la boca de José Bono, pero, por eso de los cien días de cortesía, Chacón tiene el reconocimiento del esfuerzo que vocalizar esas dos palabras le costó.
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7 de abril de 2008

Alegato al amor democrático

Una valiente le dijo lo que era el amor, y él respondió:
"El verdadero amor es el democrático y éste debe ser libre; es necesario que pueda viajar a donde le plazca e instalarse donde mejor le parezca, pues sólo él sabe dónde se sentirá cómodo. Nada de impacientarle con caprichosos requerimientos o prisas innecesarias; llegará cuando tenga que llegar.
Adoptará la forma que le parezca conveniente sin seguir guión alguno. Jugará con nosotros si quiere hacerlo; pasará de ligue esporádico a compañero cómplice o a absoluta entrega si así le parece o no continuará ni ese ni ningún otro orden que la lógica permita predecir y se limitará a recorrer estadios disfrutando de su albedrío. Demolerá refraneros y convencionalismos, y ya nunca más la tercera será la vencida.
Afectará a todo humano por igual, sin distinguir raza, color o sexo y dentro de cada individuo se manifestará de forma distinta; empapará sin importarle la edad o el cuerpo que ponga en su punto de mira, y así debe aceptarse. Logrará, aún así, conservar intacto el brillo en los ojos, las miradas cómplices y furtivas, el revoloteo en el estómago, el temblor intenso de la piel al roce.
Marchará ante la más mínima señal de cómoda costumbre, soportable tedio o rutinaria monotonía. Rechazará cualquier uso social impuesto y se acotará a las normas que mejor le convengan, estableciendo jerarquías, paralelismos o atajos. No aceptará más sacralización que la que su esencia le otorga: ni dioses, ni rituales, ni convenciones, ni intermediarios.
Atravesará si es necesario el plano físico y nos dejará prendados de un recuerdo, un objeto o un simple pensamiento, sin atender a más razón que un leve temblor vital. Se sabrá cómodo a los brazos de cualquiera, pero también voluble, caprichoso y laborioso, dejando para el afortunado la mayor parte del trabajo. Él pondrá el arco y las flechas, la parte contratante el ahínco y la firmeza.
Por ello, exigirá el mimo constante del esfuerzo conjunto. Anhelará un estado permanente de sana tensión que impida su letargo y que se vigile metódicamente cada una de las decisiones que le afecten. Su único fin será la perfección y reclamará preparación, dedicación y grandes dosis de paciencia para tal batalla, en la que no hará rehenes ni aceptará claudicaciones.
Y así, el amor democrático, como cualquier ser humano llamado a competir, no se conformará con la victoria efímera en cada una de sus carreras, ni con cosechar trofeos que críen polvo en las vitrinas, sino que luchará, ante todo, por lo que considera su mayor éxito: quedarse con nosotros una vez hayamos muerto".

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28 de marzo de 2008

La novia del pequeño Nicolás

Él es el Hombre. Él es Sarkozy. Presidente de la V República Francesa, Copríncipe de Andorra y Maestre de la Legión de Honor. Pero se le cae la baba como a una colegiala cuando la recién estrenada Primera Dama le pone morritos de mon chéri y parpadea dedicándole mirada de gatita asustada. Ahí está la esperanza del pueblo de la Revolución Francesa, el hijo de inmigrantes con el que se jactaba de haberse fotografiado cualquier líder de la derecha europea, convertido en un símbolo fálico, en un icono del compadreo de barra de bar y palillo en boca, en el acompañante de un mito sexual de la década pasada venido a más. Correteó con ella de la mano de Eurodisney a El Cairo y la subió a un coche oficial sin atender a los que hacían encaje de bolillos para que el affair cuadrara en el protocolo, tan estricto y encorsetado como éste es. Y, mientras, Carla aprovechaba para promocionarse en la caja tonta cantando aquello de bang-bang, como si con ella no fuera la cosa.
Sólo ha logrado ponerle firme la Reina de Inglaterra, que se veía venir visita oficial con acompañante incómoda incluida, y le puso los puntos sobre las íes al personal: en casa de Isabel II los novietes duermen en camas separadas, que esa corona la llevó un día el líder de una iglesia al margen de la de Roma, y menudos son los protestantes en asuntos del querer. Monsieur le président se imaginó correteando por los pasillos de Buckingham Palace en plena noche y, aunque la idea seguro que no le desagradó, optó por casarse, por lo civil, claro, porque para laicos los franceses.
Así aterrizó en Londres la pareja de moda, bien erguido él y con zapato plano ella, de visita relámpago al matrimonio Brown en el número 10 de Downing Street, donde esa misma mañana se había desayunado con el desnudo de Bruni en todas las portadas. Pero fue el cuerpo de madame Sarkozy lo que disculpó que el primer ministro británico se disputara a codazos con su invitado un hueco junto a ella en la fotografía; o que, accidentalmente, todos los objetivos de las cámaras pasaran la mayor parte del tiempo que duraron los discursos buscándole a la susodicha su mejor perfil.
Pero en Francia, tierra de gente sobria, eso de que el máximo responsable del país le lance besitos a la churri en medio de cualquier acto público y luego llame gilipollas al ciudadano que se pone respondón, le ha tocado la moral a más de uno, seguramente porque en esas latitudes ya están hasta el moño de escuchar a la honorable esposa del presidente de la República susurrar quelqu'un m'a dit en todas las radios.
Pero si su carisma -y su partido- se ha venido abajo en las últimas elecciones, que más da. Nicolas está enamorado. El pobre.


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25 de marzo de 2008

De vuelta

Cuatro y cuarto de la tarde. Las máquinas quitanieves todavía no han llegado y el motor de los coches al ralentí es un rugido que recorre constante los cuarenta kilómetros que separan al último conductor del puerto de montaña que interrumpe, desde hace más tiempo del necesario, el camino de vuelta casa. Resulta irónico pensar que al menos uno de cada cien vehículos aquí aprisionados no llegará a su destino de una sola pieza.
El elegido podría ser ese coche diminuto de color rojo en el que dos perros se mueven nerviosamente por el asiento trasero y asoman la cabeza por la ventanilla y le ponen ojos vidriosos al enorme pasto nevado que parece llamarles a olfatear. Delante una pareja se dedica miradas cariñosas, mientras ella acaricia con amor su nuca y él lanza besos que se reparten a partes iguales entre la joven y los animales que de tanto en tanto se abalanzan sobre los asientos delanteros.
O quizá ese vehículo familiar en el que la bandeja trasera la ocupa por entero un niño tumbado bocarriba, con los brazos extendidos y las manos gesticulando hacia el cielo, guiñando el ojo para enfocar mejor a las nubes que se han convertido en improvisados juguetes. A su lado su hermano se entretiene con algo situado sobre su regazo y su padre mira aburrido por la ventana abstraído en la vuelta a la rutina del día siguiente, y su madre le pone cara de hastío a las interferencias de la radio.
Puede que sea ese en el que una jovencísima pareja discute casi por encima del ruido de la carretera, haciendo bruscos aspavientos ella, girándose con furia para lanzar sus gritos él. Nada parece poder detener el huracán dialéctico en el que se han enfrascado hace más de media hora, como si ella le hubiera pillado in fraganti coqueteando secretamente con la hermosa figura que se le adivina a la conductora solitaria que es su vecina y él respondiera con algún tipo de rencoroso reproche que versa casi de una vida anterior.
Y una hora más tarde aparece la máquina quitanieves en la calzada que transcurre en sentido contrario, arrastrándose lentamente por el andén. Dos horas después el coche de delante empieza a avanzar tímidamente, con cauta seguridad poco después. Y los que han compartido pacientemente apenas veinte metros cuadrados reanudan su rumbo fijo sin despedirse del vecino con el que nunca más se volverán a encontrar.


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11 de marzo de 2008

Cadáveres políticos

Una hoja que se marchita y cae ha sido la Izquierda Unida de Llamazares, aquella formación que una vez tuvo un líder capaz de proclamar la III República en la soledad de su alcoba y movilizar con sus soflamas a cientos de miles de entusiasmados votantes, ajenos al 'tsunami bipartidista' que denunciaba Gaspi para justificar la dulce muerte a la que se va a someter de aquí a la Asamblea Federal que tratará de buscar a un nuevo icono de la izquierda alternativa española.
Porque, una vez que hasta sus acérrimos han optado por unirse a Fran Perea a la plataforma de apoyo al que ya es presidente del Gobierno, a Llamazares ya sólo le queda morir lentamente en su escaño del Congreso, junto a su 'company' catalán de voz melosa y discurso endeble. Puede que este país ya no esté hecho para las pocas ideas subversivas sobre la lucha de clases que, en algún que otro ataque de lucidez, ha parido Izquierda Unida en la última legislatura. O puede que su líder no haya conseguido hacer que la gente discierna entre él mismo y su caricatura.
En cualquier caso, no quedan valientes como Anguita para ponerse al frente de esta formación. Aquellos que durante los últimos ocho años han tratado de lapidar a Llamazares desde dentro llamando a la refundación no entienden que un líder busque protagonismo en la escena política a gritos, vendiéndose como Supergaspi en la red; pero tampoco han dado un paso al frente cuando el partido que podría ser estandarte de la verdadera izquierda se ha hundido casi por completo y el capitán ha hecho las maletas para abandonar el barco.
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Con más sutilidad y diplomacia se prepara una noche de los cuchillos largos en Esquerra (amb 's' aquí i a la China Popular, senyors espanyols). Los republicanos han despertado del sueño del aznarismo y han comprobado que las grandes arengas independentistas sólo funcionaban cuando el anterior inquilino de La Moncloa era antipático y, encima, vivia en Madrid.
Puigcercós parece haber decidido dar un golpe de mano en la dirección del partido tomándola al asalto con la ayuda de las bases asamblearias del partido, aprovechando que Carod-Rovira se ha acomodado ejerciendo de relaciones públicas para la Generalitat en ese despacho al que él mismo colgó el cartel de 'Vicepresidencia'.
Josep Lluís va a pasar un duro examen ante la militancia, con un número dos que ya ha presentado los deberes y ahora está dispuesto a darle las collejas que le pidan desde abajo. Puigcercós ha salido del Govern sin ruido y convencido de sus opciones para liderar a una Esquerra Republicana de Catalunya que sigue pensando que la independencia es el camino.
Y el molt honoratble president Montilla asiste impertérrito a las intrigas palaciegas de sus socios , muy en ese estilo de político sueco que no parpadea mientras algunos se huelen un conato de revolución republicana que podría obligar a adelantar una vez más las elecciones. Del 'charnego' impasible en el que nadie creía dependerá que todo siga atado y bien atado en una legislatura en la que los nacionalistas conservadores de CiU van a poder sacar pecho nada menos que desde Madrid.
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Por último, por encima de los cadáveres políticos de la izquierda y el independentismo catalán, el dirigente al que la vida premió con dos hijos varones cuando él lo que quería era una niña de la que presumir por toda España. Viendo al Mariano del domingo al filo de la medianoche, ese al que su mujer frotaba la barriga con protectora dulzura mientras el resto de los que salieron con él al balcón a dar la cara hacía muecas de alegría, a cualquiera se le olvida cuál es el Partido Popular del que ha tirado cuatro años.
Desaparecido en combate cuando los medios que le han jaleado -y de los que se ha valido- esta legislatura ya no daban ni un duro por él y pedían las cabezas necesarias en la formación que un día tuvo la mayoría absoluta, Rajoy dice que está tocado, pero no hundido, y se ha plantado delante de los suyos para dejar bien claro que él no se bate en retirada.
A más de uno se le ha caído la lágrima pensando '¡con dos cojones, Mariano!', pero lo cierto es que aún habiendo dado un puñetazo sobre la mesa a nadie le extrañaría que de aquí a junio le hubieran crecido los enanos y que los que hoy le aplaudían con entusiasmo mañana le condenen al exilio europeo, que es en Bruselas donde van a morir los políticos una vez que han servido a la manada como les había sido asignado.
Con los contadores a cero y escaso margen de tiempo desde que se dé el pistoletazo de salida en el Congreso en abril hasta que tenga que someterse al juicio del partido en junio, Rajoy va a tener que enfrentarse día sí, día también, a los coqueteos de algunos de los dirigentes del PP con la pregunta del millón: ¿aspira usted a la sucesión?
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Nota al pie: Los procesos electorales son, en algunos casos, como esos días de otoño en los que se adivina el invierno que está por llegar; en otros, como un paredón de fusilamiento.
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29 de febrero de 2008

Al César lo que es del César

Este día no existe. Es una invención del ser humano. Sólo es real para él. Alguien responderá que esa última afirmación le otorga el derecho a formar parte de nuestro mundo con las misma categoría que, por ejemplo, un árbol, pero cabe recordar que la paradoja dice que cuando éste cae no es necesario que el ego humano figure allí en cuerpo y espíritu para que haga ruido.
Lo cierto es que la presencia del 29 de febrero en el calendario responde a una extraña manía del hombre por mantener bajo control cualquier cosa de la que tenga conocimiento. Si ha de ser por la fuerza, pues entonces sea. Pero como en este caso no se puede, al menos no con mediante una intervención física, hemos aprendido a jugar sucio contra el funcionamiento incómodo del universo.
Los acontecimientos por los que se llegó al punto en el que nos encontramos ahora podrían ser el argumento de cualquier best-seller histórico. En el mismo concilio de obispos en que se forjaron las bases de la actual Trinidad -gracias a un golpe de mano del emperador Constantino para mantener unido el imperio romano, todo hay que decirlo- por allá en el 325 d.C. nadie cayó en la cuenta de que los cálculos para establecer la celebración de la Pascua no eran del todo exactos. Llevaban ya un tiempo atribuyéndole al año 365 días y seis horas y, como el método de cálculo lo había decidido Julio César, nadie se atrevió a remover de aquella forma tan vil su sepultura por esos algo más de diez minutos que le sobraban a la cuenta. Más de mil años más tarde, en otra de esas convivencias desenfrenadas de la jerarquía eclesiástica y ante el mogollón que le estaban montando los protestantes a la religión única, grande y verdadera, se decidió que, puestos a poner orden, arreglarían el desbarajuste en el calendario -y en las fechas de la Pascua- que había provocado la acumulación en el tiempo de los minutos que le sobraron a César.
Así se explica la aparición, una vez cada cuatro años, de un día que no es más que una suma de minutos mal contados, un saco en el que arrojar todas esas piezas que sobraron al meter mano al espacio-tiempo, con las consecuencias que esto conlleva: en algún momento habrá que reabrir ese cajón de sastre para hacer inventario de los segundos que ningún obispo tuvo en cuenta y, llegado el 28 de febrero, mantener al día siguiente en el olvido hasta que sus dos cifras encajen con nuestros calendarios.
Seguro que entonces lo echaremos de menos.

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20 de febrero de 2008

Hasta siempre, comandante

El revuelo internacional que se ha formado por la última carta del comandante Castro se diluye en el Malecón de La Habana igual que el viajero ve desde la fortaleza del Morro ensombrecerse la ciudad vieja a medida que el sol se pone tras ella: lentamente y con menos ventolera de la que se le ha dado en el resto del mundo, que no es precisamente donde más pueda interesar.
Las ganas de enterrar a Fidel han hecho que medio mundo enarbole la bandera de la democracia para ser el primero en ponerla en Cuba, algunos incluso han hecho ademán de presentarse en cuerpo y alma ante la Asamblea Nacional del Poder Popular a proclamar ellos mismos el cambio de régimen y abrirle mañana mismo la puerta a la libertad, con su prensa independiente, su respeto a los Derechos Humanos, su pluralismo político y su capitalismo, claro.
Pero en la capital de la isla, igual que en Cienfuegos, Bahía Cochinos o Santa Clara, todo sigue en calma y alguno que otro aquí recuerda la media década que le ha costado a la República Popular China dar un paso hacia la propiedad privada o se pregunta si tendrá razón Fraga, que más de una queimada se ha preparado en sana competición con el comandante, cuando dice que el hermano del jefe de Estado es un pragmático y que, por tanto, acabará por abrir el puño.
La sensación general en este archipiélago de las Antillas es la de que el resto del mundo no comprende, no conoce, no ha vivido con el comandante y no acaba de entender que para acabar con el terco de Fidel ha tenido que visitarle la propia muerte para aferrarle por el cuello y obligarle a pensar que incluso él debe llegar en algún momento al final.
Para el adepto al sueño de Marx o incluso para el que cree que otro mundo es posible, lo único que acontece ahora es la lenta despedida de un mito, del símbolo vivo de la revolución, del cabecilla del asalto al cuartel Moncada y el compañero del Che, ese semidios que vive en el boca a boca de las ruinas coloniales de Cuba y que, para fortuna de empresarios y soñadores, jamás se vio corrompido por la dictadura de Fidel.
La patria seguirá por muchos años como hasta ayer, comentan en voz baja cinco cubanos sentados en un banco del paseo de José Martí antes de acercarse a la ventana del desdichado que puede ver el serial de las cinco en el interior de su casa y no disfruta de la singular desvergüenza y los comentarios de los mirones habituales.
Pero fuera de esa burbuja del tiempo y los sentidos que es Cuba, nadie piensa realmente en el mañana de sus habitantes y abre el periódico de hoy sabiendo de antemano que esa isla siempre fue una despiadada dictadura o el cuento de un bonito sueño que la historia absolverá.
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10 de febrero de 2008

Dos noches y tres días

María y Diego estaban predestinados. Décima, la parca, lo tenía todo previsto. Únicamente cabía esperar al momento oportuno de la historia que ella misma había fraguado con la ayuda de Nona y Morta para dar la armoniosa puntada de unión a aquellos dos hilos que pendían sujetos del mismo índice y el mismo pulgar.
Ese fin de semana viajarían en la parte de atrás del mismo coche con destino a una ciudad del Norte que ninguno de los dos había visitado, invitados por Luis y Catalina, unos amigos que nunca les habían presentado y que, cansados de verles hibernar en sus respectivos cubículos cosmopolitas, les ofrecieron dos noches y tres días en aquella casa rural tan perdida en la montaña.
Catalina se haría un lío con el mapa y Luis se olvidaría de que el Peugeot 205 de su hermano no marcaba correctamente la gasolina que le hacía recorrer kilómetros lentamente. El viaje quedaría truncado en alguna carretera secundaria de Castilla, sediento el motor en una cuneta que había visto llegar el anochecer sin más distracción que la del paseo matutino de un anciano y su chucho ya encanecido.
A la espera del amanecer, los cuatro se refugiarían en esa hacienda abandonada que ofrecería piedra y madera contra la llovizna que traería el ábrego, el mismo viento que calaría la rebeca de la poco previsora María y que le daría a Diego la oportunidad de cederle su jersey a cambio de que ella abandonara su olor en él. Juntos recogerían ramas caídas para una pequeña hoguera, bromearían sobre el color rojo de la pequeña nariz de María y jugarían a confundir el vaho con el humo del último cigarro de Diego, que a esas alturas ya creería que no habría nadie mejor en el mundo que ella para ponerle fin a una cajetilla.
Los ojos negros de María comenzarían a adquirir un brillo especial cuando Diego demostrase que siempre fue un gran narrador de historias, y él pasaría de enredar el pelo de ella entre sus dedos durante horas a cerrar los susurros de su boca con un largo beso mientras Luis y Catalina durmiesen el enfado del extravío. Veinte minutos antes de que saliera el sol Diego añoraría compartir un penúltimo cigarrillo bajo su manta vieja con María, que pensaría en lo extrañamente reconfortada que se sentía entre aquellos brazos en los que la casualidad le habría hecho detenerse.
Pero como Décima sonreía plácidamente ante el futuro inmediato, Nona tejía entusiasmada el nuevo hilo que pendería, dentro de apenas tres años, de aquellas dos hebras que Morta se afanaba en alargar, ninguna de las tres parcas reparó en que Catalina sacaba el gps que localizó la gasolinera más cercana, la misma que hizo recordar a Luis que el Peugeot 205 necesitaba combustible pese a lo que dijese la aguja, además de un descanso en el que Diego aprovecharía para comprar tabaco y esa botella de whisky barato que María observó con cierto desdén.
Y mientras Luis y Catalina se acurrucaban en el sofá para cerrar la noche con su dvd portátil, ella empleaba la luz de la lamparilla de su habitación para poner orden en su pda y él se abrigaba con aquella maldita manta vieja -que pensaba sustituir a la vuelta- para poder salir a echar unos tragos y escuchar música en su mp3, las tres parcas fueron conscientes de que les había vuelto a ganar la batalla la modernidad.
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5 de febrero de 2008

Levedad

Hay días en los que gana el blanco. Ocho horas de sumar facturas no dan para mucha poesía. A veces. Otras, cada número parece el renglón entre el que leer rastros de lírica y grandeza, se esconde la música en los decimales de la calculadora, riman sumas y restas. Esas ocasiones, que son las menos, siempre permiten que cuadren las cuentas.
Pero hoy es una de esos días de más en los que no vale la pena arengar al negro. Quiere decir ésto que siempre luce más una digna retirada a tiempo...

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29 de enero de 2008

...porque era mía

"...qué fina ironía, pasar la vida entera deseando ser afamado escritor y tener que esperar a poner punto final a mis días para dar a luz a las que se convertirán en mis letras más leídas, las más llamativas (...) esta misiva, la carta de un suicida (...) Hay días en los que parece que sólo sale a la calle la gente fea, los semblantes largos, las ojeras o el arrastrar de pasos, las deformidades faciales pueblan las aceras y tiene uno la impresión de caminar entre engendros de un dios descuidado en sus creaciones (...) Hoy es una de esas tediosas jornadas en las que poner un pie en el exterior es sinónimo de hastío desde primera hora de la mañana, pese a que luzca el sol y el viento sople a favor. Será porque he acabado con ella y no se ha ido la pesadumbre de los últimos meses (...) aún así, ante un hipotético jurado jamás me condenaría, no oirían de mí arrepentimiento alguno, enmudecería la sala con el testimonio de un hombre que ha hecho justicia, que ha librado a la raza de otro monstruo. Merecía cada una de aquellas puñaladas, señoría. Usted no vio en su cara el desprecio como lo palpé yo durante años, asistiendo atónito a la gélida indiferencia, a la prepotencia materializada detrás de esas facciones dolorosas de perfectas, oculta tras una personalidad arrolladora. Descarada. Pura. No sentí lástima viendo aquellos ojos oscuros y rasgados apagarse sobre la alfombra, no había incredulidad ni miedo en ellos, sino furia, rabia impotente hacia su asesino (...) sé que murió maldiciendo porque sus labios expiraron de la misma forma que se movían cuando escupían humillaciones (...) mas esta vez ya no podré cometer el error de volverla a perdonar pese a sentirme hundido, he ganado esta batalla porque mañana -por fin, mañana- no tendré otra que librar, no habrá más trincheras, ni más treguas, pero tampoco habrá una vuelta atrás (...) Alguien podrá pensar que la odio, o que siempre lo hice y tendrá razón, he sido un adicto a su guerra diaria durante los últimos años y no voy a privarme de seguir siéndolo hasta el fin de la eternidad. Hasta la muerte de su dios. Puede que Él, como lo haría un jurado, me envíe al infierno por derramar su sangre, pero sé que no hay mejor lugar para encontrar a alguien como ella (...) sonrío satisfecho al pensar que podré pasar mi condena junto al cuerpo de la hija de un angel caído (...) pero no piense, señor juez, que la mate porque las vísceras me reventaron de rencor (...) porque si obré como lo hice, fue porque era mía..."
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15 de enero de 2008

Malditos

Canta el joven trovador a la tristeza cuando descubre cuan arduo es el vivir siempre en el camino; añora encontrarse con el próximo castillo, donde podrá volver a componer al resguardo de la piedra y la madera, olvidar por un tiempo las noches a la intemperie, los lobos al acecho en la inmensidad del bosque.
Quién sabe cuántos pasos más habré de dar hasta encontrar el próximo pórtico, quién sabe si acaso éste existe allá donde dirijo mi andar, se pregunta constantemente y, por no intuir el final, arrecia el llanto en su laúd, se ennegrece el día en sus ojos y desea regresar atrás, permanecer en el regazo que le ofrece su anterior parada.
Mas le enseñaron que los más sabios no se recluyen en monasterios en sus primeros tropiezos, sino que avanzan sin detenerse a lamer sus heridas, pues éstas cicratizan por su cuenta y sólo cabe obtener de ellas la lección necesaria para eludir reabrirlas en el futuro, y recorren la senda que han elegido o que la suerte les ha dejado con el ánimo dispuesto.
Y el trovador comprende que dejarse arrastrar por un vacío desánimo le conduce a morir la vida, a rendirse al hado, pero tambián al fado. Quizá por eso vuelve a brillarle ahora la mirada, dejan sus cuerdas de pensar en el inevitable mañana o en el rancio ayer y recicla su alma perdida. Sólo por eso le dedica tres únicos minutos a la melancolía.

9 de enero de 2008

El gudari y el lobo

Casualidades de la vida, el último etarra detenido tiene dos costillas rotas, además de otros desaguisados más preocupantes que los que le dejaron unos asaltantes desconocidos a ese productor televisivo de tanto renombre. Unos se remiten a lo que diga un juez y otros sacan las uñas, aunque uno tiene la sensación de que el sentimiento mayoritario es el de los habitantes del pueblo de la fábula de Pedro y el lobo, tantas veces como se ha podido ver a ciertos individuos enardecerse en el banquillo de las torturas sufridas.
No es descartable que a nuestras Fuerzas de Seguridad se les haya ido la mano, porque tampoco sería la primera vez, pero claro todo depende de la versión de los hechos. Se entiende que un agente de la lucha antiterrorista no se ande con rodeos a la hora de practicar ciertas detenciones, al fin y al cabo es su integridad lo que se ve perjudicada si al otro le da por partirse la cara con quien sea antes de encontrarse con las esposas puestas.
Otro asunto completamente distinto es que el susodicho agente se pusieran en plan Harry 'El Sucio' y, quizá por haberle hecho fatigarse en la persecución, quizá por comprobar cuánta información podía proporcionarle el etarra, le aplicara la lección número uno del manual de actuación de la Operación Cóndor -que le inflara a ostias, vaya- en cuyo caso el magistrado oportuno debería hacer algo más que evaluar el grado de crueldad del agente.
Sin embargo, la percepción general lleva a insistir en lo anterior: parece que, en el ideario colectivo, ciertos arrestados tienen otra condición, como si su umbral del dolor fuera distinto al de cualquier otro ser humano o como si, porqué no, se lo merecieran de algún modo, por asesino. Como dijo alguien recientemente, todo va en el sueldo, y aunque pudiera parecer un argumento para justificar las heridas de guerra -que en eso aseguran estar- debería llevar a los agentes de las Fuerzas de Seguridad a una reflexión.
En su nómina va jugarse el tipo, pero también atenerse a la ley, por aquello de que debe ser igual para todos, y no dejarse llevar por ciertas perversiones que parecen innatas en el ser humano, por mucho que las ganas de darle dos sopapos a uno de esos se nos vengan al cuerpo a todos cuando vemos lo que son capaces de hacer si se les deja hacer política a su modo. Cabe no olvidarlo, porque cada moratón es un nuevo punto a favor en el argumentario del gudari, que eso dicen que son.