13 de enero de 2009

Las cosas claras

Me has pedido las cosas claras y así te las voy a contar.
En este país si apoyas a Israel eres un fascista de mierda y además -y peor- un sionista sin remedio. Si, por el contrario, crees en la causa de los palestinos, eres un jodido progre que no llama a los terroristas por su nombre y que claudica -¿te suena?- ante cualquier banda criminal de tres al cuarto.
O sales a la calle a pegar gritos que no servirán de nada -pero qué bien queda la foto como fondo de pantalla de tu ordenador- o te callas como una perra y encoges los hombros. Así de claro.
Ya sabes, colega, somos españoles y nos van los maximalismos. Lo simplón, vaya. Aquí nadie se va a poner a estudiar las raíces del odio en los libros de historia y a ningún dirigente de mierda se le ocurrirá explicártelo.
Podríamos remontarnos al caso Dreyfus, al colonialismo británico y francés en Oriente Próximo, la declaración Balfour y uno de sus principales impulsores, Chaim Azriel Weizmann, el Holocausto, la vergüenza de media Europa, el papel de Estados Unidos en las relaciones internacionales después de la Segunda Guerra Mundial, la creación del Estado de Israel, el sionismo, el cristianismo evangélico, el Islam, la evolución política y económica de los países árabes a lo largo del último siglo y medio, el sufrimiento del pueblo palestino.
En un esquema rápido saldría tanto culpable y tanto humano cabrón que normal que el común de los mortales prefiera seguir agarrado a los tópicos de siempre. Ponerse con el tema a fondo sólo conduce a la desesperanza.
Y como hoy me he levantado con el día tonto y no me apetece hacer pedagogía, voy a darte un consejo: apúntate al bando que más te mole y sostén las gilipolleces que vayas a decir hasta el final, sin importarte que en algún momento tengas que llegar a las manos con el imbécil que te lleve la contraria.
Si apoyas a los palestinos, date golpes en el pecho cada vez que caigan por docenas, grita 'Palestina libre' o 'Israel Estado genocida', sal a la calle siempre que puedas luciendo el pañuelo que popularizó Arafat -a cinco euros y en cualquier gama de color o trama en las tiendas de moda- dí que es lógico cada lanzamiento de Qassam que se cobra una víctima hebrea.
Pero si a lo que te pone es el heavy metal, pásate a la opción de la derecha. Si el Tsahal entra a sangre y fuego en Gaza y se pasa por el forro del uniforme militar el derecho internacional finta o defiéndete con el siguiente vocabulario: terroristas palestinos, derecho a la seguridad, única democracia de corte occidental en Oriente Próximo, incursión terrestre, civiles utilizados como escudos humanos.
Y, por supuesto, sea cual sea la postura que adoptes, ni se te ocurra invertir ni un segundo de tu tiempo en pensar cómo podría llegarse a una solución.
Éxito garantizado en animados encuentros sociales.
...

7 comentarios:

soyborderline dijo...

No creo, como tú comentas, que el origen del problema, en general en oriente próximo, en concreto entre Palestina e Israel, sea un desconocido para la mayoría.
El tema está, no en lo que resultó,del colonialismo británico dando paso al estado de Israel y las consecuencias desastrosas que ha llevado a esta situación, si no situarnos en el encuadre del momento en que se desarrollan los hechos. Sé que hablamos de fundamentalismos, dogmas e ideas en las que se sostiene esta intifada, y que por lo tanto, es una lucha contra un gigante invisible que no entiende, no se puede luchar contra ideas. Pero también es fácil de entender el estado en el se encuentra Palestina, ya muertos, nada hay que perder.
Un saludo.

EsSa dijo...

Se puede descir más alto... Pero no más claro.

Un saludo.

Miguel Martorell dijo...

Por partes.
Sí, realmente creo que las raíces del conflicto palestino-israelí son ignoradas por el común de la población española, y, al contrario, abordando el origen del conflicto se puede llegar a entender el presente y afrontar el futuro con cierto pragmatismo.
También creo que se puede luchar contra las ideas, aunque cuanto más extremas sean, más difícil resultará; en cualquier caso, el aislamiento no contribuye a un cambio de tendencia (me refiero a la postura hacia Hamas).
Y, por último, por supuesto que es fácil empatizar con el sentimiento del pueblo palestino y que su falta de esperanza les lleve al radicalismo, pero ¿no resulta igual de fácil ponerse en el lugar de un ciudadano israelí que nada tiene que ver con las decisiones de su clase dirigente?
Lo que trataba de reivindicar es un punto medio, una postura difícil de encontrar hoy por hoy, para abordar el conflicto en Oriente Próximo.
Muchas gracias por vuestras lecturas y opiniones.

Anónimo dijo...

Estaba esperando un post tuyo sobre este tema. Más aún desde que el otro día tuve que corregir un artículo de opinión de mi querido jefe (aunque parecía de un niño de 10 años) y no pude evitar acordarme de ti. Tengo que mandártelo para que veas los argumentos tan sólidos que utiliza...

Anónimo dijo...

Me gustó tu opinión y estoy casi totalmente de acuerdo con ella... España es así (en términos generales), se le da bien despotricar sin saber realmente las causas del conflicto... es lo más fácil.

Un beso

Anónimo dijo...

Me encanta tu blog y estoy de acuerdo con tu opinión, casi nadie conoce los orígenes de lo que pasa entre Israel y palestina y solo conocen lo que estan viendo hoy en día en televisión. Lo peor es que la mayoría de la gente que se manifiesta en nuestro país hacia un bando u otro ni siquiera se ha parado a documentarse para poder tener su propia opinión, sólo siguen a la masa.

Gloria dijo...

Estupenda reflexión. Me encanta que alguien tenga las cosas tan claras. Nos hace falta gente como tú por este mundo!