13 de mayo de 2011

Una pasión

Cómo explicarlo.
Diría que es un zumbido, un ardor de estómago, un temblor de órganos incontrolable que aumenta en intensidad con el paso de las horas y los días.
Se dilata el tiempo al antojo de los sentidos. No hay minuto que dure sus segundos, no hay días que sucedan a las noches. Todo se detiene y aguarda, alerta, a la espera de la implosión.
Y cuando esta llega, todo se desordena en un sublime caos que no entiende de leyes naturales y gira y se arremolina y hace cabriolas a tu alrededor.
Y así hasta que logras asirte a un hecho, quizá un minúsculo detalle que hasta entonces habías dejado pasar. Te aferras, con fuerza, estiras de él y consigues que todo vuelva a su lugar.
Entonces la pasión se mitiga, pero el resultado no tiene porqué agradar.

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