23 de junio de 2008

Desnudo

Desnudarse no es tan sencillo como parece; puede uno quitarse sortijas y avalorios y permanecer tan protegido como lo estaba al principio.
Dicen mójate, implícate, pero es más que cuestionable que a alguien le interese ver a un congénere como Dios, o quien quiera que lo hiciera, lo trajo al mundo. Los hechos lo demuestran y avalan que pueda tachar de imbécil al que proclame a grandes voces que el mundo es ese lugar lleno de amor en el que todos nos besamos en la boca.
Podría contar cómo es una cara reventada y una costilla rota en una sola noche, porque lo he visto en mi cuerpo. Podría explicar que ninguna de las dos cosas hará que vuelva a pasear con miedo, que seguiré disfrutando de la música y mis pasos tanto como hasta ahora lo venía haciendo, que las luces de la ciudad seguirán siendo guías aunque cuando se apaguen acechen en las sombras los violentos. Y qué poético.
Nada de todo lo anterior importará a quien manchó de sangre mi chaqueta. Ni al visitante ocasional o casual de estas líneas, ni al que se detiene en las palabras para escupir su falta de respeto sobre ellas, ni a aquel que una vez creyó reconocerme allá a lo lejos. Ninguno de ellos querrá leer sentimientos en las líneas de mis manos o perder un momento de su preciosa vida por ofrecerme unas monedas por estas entrañas. Pero claro, nada de esto está hecho para ellos.

...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Primero.- Tanto a ti como a mi, "ellos" nos dan exácatamente igual
Segundo.- Deduzco un leve tono erótico en tu post
Y tercero.- Ofrezco millones de segundos de mi vida para poder seguir leyendo sobre la tuya

Anónimo dijo...

Creí haberlo vivido… pero al ver que no se repetía el sueño me olvide de el por completo.


Un año después me encontraba en la gran ciudad cansada de tanto histerismo y tanta formalidad a mí alrededor, llena de rencor por todo y por todos, observando y analizando cada uno de los detalles circundantes a mi vida y apareció el momento, el momento de la locura. Es ese punto en el cual dices todo o nada, y hay que aprovecharlo todo… Así que esa mera fantasía que creí un día vivir o tal vez soñar se hizo real y ese hotel en el cual me hospedaba me hizo realmente suya me hizo sacar mi verdadero yo.