3 de septiembre de 2012

Nuevos planes, idénticas estrategias

Pretendía escribir una suerte de oda rimbombante sobre lo que septiembre simboliza en el imaginario colectivo: fascículos coleccionables, cursos de pintura por entregas, bibliotecas organizadas por tamaños y colores, videotecas de títulos imprescindibles, estanterias rebosantes de cachibaches con los que presumir ante las amistades.
Sin embargo, he preferido ir al grano por temor a caer en el absurdo de las promociones estacionales.
 
Nos encargamos cada cierto tiempo de enseñarnos a emprender una nueva etapa. Afronta un nuevo ciclo, deja de fumar, haz deporte, plantéate metas y cumplelas, completa la colección de los cómics renovados del vengador enmascarado, aprende a tocar la guitarra o mucho mejor el piano, se ese tipo que quieres ser pero que la realidad -tu realidad- te impide ser.

Me estoy despistando.

Parece que, cada cierto tiempo, nos obligamos a dejar de mirar atrás y nos empeñamos en decirnos que el mañana será más ilusionante. Damos la bienvenida a los nuevos tiempos -con independencia de que lo sean- y nos olvidamos de decirle adiós a los que ya hemos vivido, que son, a fin de cuentas, los reales; los primeros, las quimeras sobre el futuro, todavía no existen.

¡Y son tantas las despedidas! 

Si a partir de mañana ya no hago mi camino habitual hasta el trabajo, si ya no vuelvo a moverme bajo las luces mortecinas de la redacción, ni pido el café con hielo en el bar de al lado, ni cumplo ninguna de las ciento y un rutinas con las que se adornan los monótonos días del año ¿me echará de menos el estanquero que sabe qué marca de tabaco de liar compro, el quiosquero que me ve pasar dos veces al día, la guapísima farmacéutica que me ha curado decenas de catarros, el peluquero que espera que vuelva a entrar para un carísimo corte de pelo?
Lejos de las amistades afianzadas por el paso del tiempo ¿me echará en falta alguno de las docenas de actores que componen mi día a día? ¿o será simplemente un teatrillo que seguirá funcionando sin mi en el escenario y seré yo el que añore, por ejemplo, al rumano que se aposta frente al establecimiento de Loterías del Estado?

Llega septiembre, el mundo sigue girando y en el nuevo ciclo lo que más me preocupa son los actores secundarios.