16 de octubre de 2012

Ciudadanos rotos

La crisis no sólo ha vaciado nuestros bolsillos, también ha provocado que nos rompamos.

Cada uno de nosotros se afilia involuntariamente a un grupo del que forma parte quiera, o no. Antes de la crisis, España se dividía históricamente y andaba siempre a la gresca entre izquierdas y derechas. Ahora hilamos aún más fino.

Uno es político, banquero o funcionario, parado o trabajador, catalán, gallego, vasco o español, inmigrante, emigrante o nativo, griego o alemán, religioso o ateo, rico o pobre, activista o conformista.

Nos empeñamos en dividirnos y clasificarnos en compartimentos estancos. Puede comprobarlo en los periódicos y telediarios, en la barra de cualquier bar, en la boca del político de turno: todos formamos parte de una sociedad limitada, ajena y aislada del resto. Por supuesto, ninguno de nosotros aceptaría el ingreso en su club de alguien como él.

Todos somos ahora un poco grouchomarxistas y también un poco independentistas. Todos llevamos dentro, digamos, un pequeño nacionalista. Uno de esos tipos que se esfuerza por reivindicar constantemente lo suyo frente a lo de los demás. Su condición, su estatus, su lengua, su hogar, su especialidad, su generación y un larguísimo y pormenorizado etcétera son su trinchera. Un terruño que defender a capa y espada en tiempos de guerra.

Guerra, desavenencia y rompimiento de la paz entre dos o más potencias, según la RAE. No encuentro otra definición mejor para los tiempos que estamos viviendo, porque la crisis no sólo nos ha esquilmado, también nos ha fracturado en mil pedazos enfrentados.

Publicado originalmente en: LaSemana.es

4 comentarios:

Ángel Loes dijo...

Totalmente de acuerdo, pero ¿crees que esa fractura causada por la crisis se produce espontaneamente como acto reflejo del individuo o que quizá esté provocada por aquellos a los que no les interesa un cambio de sistema?

Gracias

M de Elle dijo...

Gracias a ti, Ángel.
Creo que no es ninguna de las dos cosas o las dos cosas al mismo tiempo. Me explico:
El individualismo y sus circunstancias los ha acentuado el capitalismo y su crisis.
Es cierto que hay a quien le interesa que como individuos pasemos más tiempo mirándonos el ombligo que a nuestros objetivos como grupo o sociedad. Sin embargo, creo que se trata más bien de algo aprehendido lentamente en las últimas décadas. Algo inherente al individuo occidental.
En Japón, por ejemplo, el individuo se difumina para dar paso al colectivo, esencialmente empresarial, y son una sociedad capitalista como la nuestra.
Creo que la crisis ha agudizado unas fracturas que ya arrastrábamos desde hace tiempo por un sistema en muchas ocasiones deshumanizador que entre todos hemos construido.
Soy poco amigo de pensar en conspiraciones, esto es, un grupo de personas cultivando nuestro individualismo y relativismo para rompernos como conjunto. Aunque sin duda habrá quien se aproveche de él.
No sé si respondo a tu pregunta o complico el asunto aún más!
Salut!

Ángel Loes dijo...

Has respondido perfectamente. He reflexionado mucho sobre todo esto y siempre he llegado a la conclusión de que la verdadera crisis está en el individuo, en su falta de sentido de lo común. Y por ello, pienso, que las crisis se han repetido a lo largo de la historia y se seguirán repitiendo, impere el sistema socioeconómico que imperé. Pero también creo que los grandes cambios han sido provocados por la unión (aunque ésta fuera perecedera). Y no hace mucho, hemos sido testigos de una unión que podía haberse interpretado como el principio de un cambio, y me refiero al movimiento 15M, y, o bien, no hemos sabido gestionarla por nuestro egocentrismo, o se han encargado de que no se haya sabido gestionar. Quizá no por una conspiración internacional de los mercados, pero sí por una politización corrosiva del movimiento. En fin…, el tema da para mucho debate y ha sido un placer debatir contigo.
Muchas gracias.
Un saludo.

M de Elle dijo...

Totalmente de acuerdo en que la crisis del individuo ha derivado en una crisis económica.
Sin embargo, creo que el 15M sí que ha supuesto un cambio, aunque quizá a día de hoy no seamos capaces de valorar su magnitud.
Los movimientos en torno al 15M (que siguen vivos en iniciativas como 'rodea el congreso' y etc) han logrado arrebatar de las instituciones estatales el poder de movilización.
Hasta no hace tanto era un sindicato o una plataforma subvencionada por el Estado la que convocaba movilizaciones. El 15M y sus movimientos consecuentes rompieron con esa tónica. Ahora esa responsabilidad parte de la sociedad civil, sin intermediarios que puedan apropiarse de ella.
Ahora bien, también estoy de acuerdo en que se ha trabajado mucho desde ciertas esferas por desprestigiar los movimientos, politizarlos y desacreditarlos.
Es cierto que es un tema que da para mucho debate. Seguiremos en otra ocasión. Un placer!
Gracias a ti y un saludo!