21 de noviembre de 2012

Regalitos

Además del permiso de residencia por la compra de una vivienda el Gobierno debería añadir al lote una cesta con surtidos ibéricos y una participación para la Lotería de Navidad, que son de esas cosas tan nuestras que servirían para hacer algo de patria aprovechando el impasse. Seguro que el ministro Wert apoya una propuesta tan españolizadora.
La entrega de las escrituras se podría convertir asimismo en una gran celebración en la que el notario y el banquero cantarían, brindarían y bailarían junto al generoso potentado que suscribiese la hipoteca. Un alto cargo gubernamental acudiría al acto para abrazar y besar al comprador, salvador del país con su inversión, y un representante del sector inmobiliario le llevaría en brazos hasta su nuevo hogar, llorando –seguro- de júbilo por tener en España un nuevo mártir contra la sobreoferta de stock.

Si tras la última ocurrencia del Gobierno no se palpara la desesperación por reactivar un mercado en estado de coma, el empeño por volver a un modelo de crecimiento económico agotado y la estrechez de miras de nuestra clase dirigente, económica y empresarial creo que todo este asunto tendría mucha más gracia.

Seguimos en lo de siempre, el ladrillo, solo que ahora en lugar de venderlo a precio de oro le damos un envoltorio así como de mercadillo.

Publicado originalmente en: LaSemana.es

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