17 de septiembre de 2007

...en el fondo del mar

El otoño se acerca lentamente y, al mismo tiempo que los árboles preparan su muda, nuestra clase dirigente cuelga en el armario la malograda toga del apocalipsis y se viste con el elegante sayo de la economía. Quieren demostrar así que siguen cerca de aquellos que les votaron, que no todo serán rendiciones del Estado o metafísica en torno a sentimientos identitarios. Pero sus números, sus augurios, su prepotencia y su optimismo les delata: continúan en lo alto de sus pedestales, creyendo, como Ortega, que su lejanía es el precio a pagar por dirigir a la masa.
Y mientras ellos juegan con sus calculadoras, los problemas reales de los ciudadanos -manida frase; que coño sabréis- afloran sin prestar atención a las estaciones. En Barbate, tierra de toreros y pescadores, su mayor preocupación está en el fondo del mar, donde presumimos que deben estar las llaves. Allí, el imaginario colectivo se ha teñido de color muerte, y quién sabe qué tonalidad habrá escogido esta vez la muy puta, pero se ha llevado a ocho jóvenes que regresaban de faenar frente a la costa de Marruecos.
Requiem por nuestros pescadores.

1 comentario:

Anónimo dijo...

denso maravillosamente denso miguelynch...
bso