9 de enero de 2008

El gudari y el lobo

Casualidades de la vida, el último etarra detenido tiene dos costillas rotas, además de otros desaguisados más preocupantes que los que le dejaron unos asaltantes desconocidos a ese productor televisivo de tanto renombre. Unos se remiten a lo que diga un juez y otros sacan las uñas, aunque uno tiene la sensación de que el sentimiento mayoritario es el de los habitantes del pueblo de la fábula de Pedro y el lobo, tantas veces como se ha podido ver a ciertos individuos enardecerse en el banquillo de las torturas sufridas.
No es descartable que a nuestras Fuerzas de Seguridad se les haya ido la mano, porque tampoco sería la primera vez, pero claro todo depende de la versión de los hechos. Se entiende que un agente de la lucha antiterrorista no se ande con rodeos a la hora de practicar ciertas detenciones, al fin y al cabo es su integridad lo que se ve perjudicada si al otro le da por partirse la cara con quien sea antes de encontrarse con las esposas puestas.
Otro asunto completamente distinto es que el susodicho agente se pusieran en plan Harry 'El Sucio' y, quizá por haberle hecho fatigarse en la persecución, quizá por comprobar cuánta información podía proporcionarle el etarra, le aplicara la lección número uno del manual de actuación de la Operación Cóndor -que le inflara a ostias, vaya- en cuyo caso el magistrado oportuno debería hacer algo más que evaluar el grado de crueldad del agente.
Sin embargo, la percepción general lleva a insistir en lo anterior: parece que, en el ideario colectivo, ciertos arrestados tienen otra condición, como si su umbral del dolor fuera distinto al de cualquier otro ser humano o como si, porqué no, se lo merecieran de algún modo, por asesino. Como dijo alguien recientemente, todo va en el sueldo, y aunque pudiera parecer un argumento para justificar las heridas de guerra -que en eso aseguran estar- debería llevar a los agentes de las Fuerzas de Seguridad a una reflexión.
En su nómina va jugarse el tipo, pero también atenerse a la ley, por aquello de que debe ser igual para todos, y no dejarse llevar por ciertas perversiones que parecen innatas en el ser humano, por mucho que las ganas de darle dos sopapos a uno de esos se nos vengan al cuerpo a todos cuando vemos lo que son capaces de hacer si se les deja hacer política a su modo. Cabe no olvidarlo, porque cada moratón es un nuevo punto a favor en el argumentario del gudari, que eso dicen que son.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estimado amigo: buenas tardes y feliz año nuevo. Las ostias, a veces, son legítimas. esto es: el uso de la violencia, de modo proporcional, está amparado por la ley para determinados casos. se desconoce exáctamente qué pasó pero, la versión oficial, dada por Rubalcaba, refiere lo siguiente: el etarra se resistió, se puso como loco y se peleó con los agentes.

Conozco a algún Guardia Civil que trabaja en Inchaurrondo. Son jóvenes, valerosos, idealistas y escrupulosos en el cumplimiento de la ley. Pero ellos pasean Bilbao con miedo a morir, rastrean la pista etarra en Francia con miedo a morir. sus padres no viven por culpa del miedo a morir. Ese miedo, sano, es el que nos garantiza a los ciudadanos corrientes nuestra libertad. Estoy seguro que los dos arrestados no le preguntaron a Palate y Estacio cómo estaban antes de reventarles las carnes mientras dormían en el aeropuerto de barajas. No vayamos ahora de hipócritas por la vida, por favor. Está claro que no se puede linchar a nadie, a ningún preso, ni tiene cabida tortura alguna. Faltaría más. es lo que nos diferencia de bestias como los detenidos el domingo en Mondragón. Pero no caigamos en el juego que con tanta miseria han emprendido los etarras, su entorno político, sus medios de comunicación e, incluso, el gobiernmo vasco. No convirtamos en víctimas a los salvajes porque en una pelea uno se rompió una costilla.

Anónimo dijo...

...pues eso mismito dice mi escrito, pero con precaución y dándole un margen a la versión de los hechos que ofrecen los análisis clínicos (ya sabes, eso de que el pulmón perforado ha filtrado aire durante horas) precisamente, por lo que remarco, a nuestra Policía, a la de todo el mundo, eso de tener legitimado el uso de la violencia a veces se le sube a la cabeza; y ahí tienes más de una decena de casos de los Mossos o aquel caso que tanto ruido provocó de un agricultor de Almería al que le pegaron una paliza con armas no reglamentarias, entre otros, compañero.
Pero, claro, las ostias parecen más legítimas cuando son al etarra que al morito o al agricultor no? porque entonces son racistas o abusivas...
En todo caso, no vayas a pensar que me pongo de parte del tal Portu, mi escrito es sólo una advertencia, un recordatorio de que al dar una ostia legítima, es el policía el que, arbitrariamente, mide la fuerza... y cuando se pasan al dar el revés, el capón, o el soplamocos a veces pueden caer en cosas como el GAL...
Me alegro de que sigas vivo, compañero, feliz año.