3 de enero de 2010

Mitología

Sé lo que parece: un pulso difícil.
Como ponerse en el papel de David cuando levanta la vista para mirar por primera vez los ojos de Goliath.
Supongo que en momentos así uno sólo puede pensar y ahora dónde le meto yo la pedrada a esto.
Como en ese mismo caso, todo es cuestión del ángulo en el que se apunte.
Los gigantes, al fin y al cabo, se derriban como los grandes retos. Dándoles entre ceja y ceja.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No deseches la posibilidad de derribarlos dándoles donde más duele... al menos los deja un rato noqueados...