20 de mayo de 2010

Una tarde en el balcón

(...)
- Te he dicho mil veces que no quiero que la pegues
- ¿Que más da?
- Porque no, porque la dejas marcas
- Eso a mí me da igual
La madre sigue calle abajo en silencio y el cabroncete que va a su lado la sigue descojonado y despreocupado a la par.
Qué lección de moralidad le acaban de regalar al espectador.
Si les oyera Bibiana Aído. Uno al gulag de reorientación por la igualdad. A la otra lo mismo la mandaba fusilar.
Y uno aquí poniéndose trascendental con lo inherente de la justificación de la violencia en la sociedad.
Vaya tela.

1 comentario:

Bleinch dijo...

Hola Amigo.
Me alegra saber que volvemos a estar conectados por blog.
Espero verte pronto, :)
Muá.