29 de junio de 2010

Año cero

Desde que padezco de insomnio agradezco las noches de San Juan, aunque desde entonces las paso todas lejos del mar, que es, al fin y al cabo, el espacio natural de las hogueras.
Como tengo algo de asceta nunca salto las llamas, las cruzo pisando fuerte las brasas mientras arrojo las cosas a dejar atrás y aprieto fuerte en mi puño las que me quiero quedar.
Aunque este año volví a hacerme un lío: quería quemar a mis demonios y pedí tenerte. Supongo que me quedé el papel equivocado, porque tú te has ido y yo me siento igual de sucio que ayer.
Cosas de confiar en los hados.
Menos mal que durante dos días llovió, así por lo menos pude mojarme los pies.

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